02/06/2022
De árbol a Chem. Una embarcación y un ser acuático entre los mayas lacandones.
Metzabok es una pequeña comunidad maya que se localiza en el municipio de Ocosingo, al noreste del estado de Chiapas. Los numerosos lagos, ríos y arroyos, enmarcados por una selva verde, conforman el paisaje el cual los lacandones desarrollan actividades cotidianas como la agricultura, la pesca y algunos recorridos turísticos en lagos, cuevas o sitios arqueológicos cercanos.
Tiempo atrás, el uso del cayuco era común entre los habitantes de Metzabok. Además de ser la forma más rápida de desplazarse de un lugar a otro. No obstante, el empleo de esta embarcación fue desapareciendo con la llegada de lanchas de fibra de vidrio, la importancia de los lacandones a otros trabajos y la prohibición de talar árboles en la zona al decretarse como área natural protegida en 1998.
Por lo anterior, la Subdirección de Arqueología Subacuática se trasladó a la selva chiapaneca en el 2019 y 2020 con la intención de registró las técnicas tradicionales utilizadas por Bor y K’in para construir un cayuco, canoa de una sola pieza llamada “chem” en legua maya lacandona. El objetivo fue documentar un conocimiento de larga tradición histórica que actualmente esta desapareciendo entre estos grupos indígenas.
Para construir este tipo de embarcación de los mayas lacandones prefieren la caoba, la madera que destaca por su durabilidad. Al momento de elegir el árbol, se centran en características físicas como la altura, el griposo y la rectitud.
Cabe mencionar que esta acción solo se puede realizar durante luna llena, momento en que los insectos no atacan la madera.
La manufactura del cayuco se basa en una técnica de reducción o sustracción, la cual se lleva a cabo a través de cortes de haca transversales y espacios que seccionan la superficie; posteriormente cada pequeña sección se separa a través de golpes longitudinales que aprovechas la dirección de las fibras de madera.
Los mayas lacandones consideran que la embarcación debe pasar por toda una noche sobre el lago Mensabak, no sin antes depositar en su interior dos o tres pescados como alimentos.
Se cree que durante ese tiempo los cocodrilos, habitantes de la región y hermanos del chem, se acercaran a la embarcación, le hablaran y le enseñaran como surcar las rocas, como entender las corrientes y como desplazarse con tranquilidad.
Fuente: Revista Arqueología Mexicana/ autor: Pamela Lara Tufiño, Roberto Junco Sánchez.
Foto: Alberto Soto