19/10/2022
Leyenda de la Pila de San Miguel
En la intersección de las calles de Dr. Coss y Navarrete se encuentra la pila de san Miguel la cual una leyenda cuenta el motivo de porque fue puesta en ese lugar, a continuación contamos esa leyenda.
A principios del siglo XVII en la tranquila cuidad de Pátzcuaro sucedieron hechos sobrenaturales que estremecieron de horror a la población y que fueron tema de conversación por muchos años, mientras se relataba la historia.
Una noche fría de invierno, un hombre se dirigía a su casa la cual se encontraba al sur de la cuidad, al llegar a la esquina en donde se encontraba un pequeño manantial, el que muy poca gente se usaba, ya que sus aguas tenían un sabor a acre, se encontró con un enorme perro negro, de aspecto salvaje, que lo veía con unos ojos encendidos como carbones ardiendo; como en ese tiempo los animales del monte, en algunas ocasiones bajaban al pueblo, pensó que era ese el caso, y se armó de algunas piedras para hacer frente al perro que, se abalanzo hacia el sin darle tiempo de hacer uso de sus rudimentarias armas y lo dejo indefenso de una mordida en el brazo. El hombre de inmediato salió corriendo hasta la plaza mayor para pedir auxilio. Después de haber sido curada la herida, fue acompañado por dos serenos, al llegar hasta el lugar del ataque no encontraron rastro del animal, por lo cual recorrieron las calles aledañas al sitio sin encontrar rastro, por lo cual supusieron que se trataba de un animal salvaje que había huido hacia el cerro y se olvidó el asunto.
Pero pocos días después, una familia que transitaba por aquella esquina se encontró de frente con el enorme animal negro gruñéndoles y listo para emprender el ataque, y corrieron sin descanso hasta encontrar un refugio y ayuda para atravesar las calles; los guardianes acudieron al lugar, pero de nueva cuenta, no encontraron rastros del perro y aunque hicieron averiguaciones en las casas de los vecinos no encontraron nada.
A los tantos días, otras personas se encontraron con el feroz animal, que despedía una maldad satánica de sus ojos y en sus gruñidos, entonces se desato el terror entre todo el pueblo.
Las autoridades, tomaron cartas en el asunto, asignando serenos armados con la orden de permanecer toda la noche vigilando en la esquina del manantial, para dar seguridad a los patzcuarenses, aunque solo alguien con mucha necesidad o muy valiente se atrevía a caminar por esas calles después de las nueve de la noche.
Durante la tercera noche en vela, los serenos vieron acercarse hacia ellos al enorme perro negro, con el pelo encrispado, gruñía amenazadoramente, al ver al feroz animal los serenos huyeron del lugar y no pararon de correr hasta que cruzaron el pueblo.
Sin saber que hacer las autoridades civiles acudieron a las autoridades eclesiásticas a pedir consejo para detener al maligno animal, que mantenía al pueblo sumido en el terror.
Las autoridades eclesiásticas acordaron una solución, la cual fue colocar un nicho en la famosa esquina, y pintar una imagen, debidamente santificada, de San Miguel Arcángel, enemigo del demonio, al que ya había ganado batallas mucho más importantes que esa. Así se hizo el nicho y se pintó la imagen que inmediatamente fue bendecida, después de practicar un exorcismo en plena calle.
Así, la tranquilidad cotidiana volvió a Pátzcuaro; nunca más se volvió a aparecer el perro negro del diablo, al pasar del tiempo se construyó una pila y un abrevadero al pie del nicho.
En la actualidad, subsisten el nicho y la pila, pero la pintura no es la original, ya que al estar a la intemperie ha sufrido las inclemencias del tiempo y varias veces ha sido retocada, cada 29 de septiembre el día de San Miguel Arcángel se lleva a cabo una fiesta en ese sitio en agradecimiento.
Te invitamos a visitar este histórico y emblemático monumento de la ciudad, si te gusto síguenos para más leyendas y recuerda que Pátzcuaro es Leyenda
Leyenda extraída del libro; relatos y leyendas de Pátzcuaro de Enrique Soto Gonzales.