14/08/2016
rincón de Sele
5 ciudades mayas que recomiendo ver en el Yucatán (México)
Publicado el 22 abril 2013 por Sele
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Hablar de los antiguos mayas es viajar a una de las civilizaciones prehispánicas más avanzadas de América. Su huella es evidente en países como Honduras, Guatemala, Belice y, sobre todo México. Si de algo sirvieron las profecías sobre el Fin del mundo en diciembre de 2012 fue para saber un poco más de ellos y que mucha gente se interesara por su historia. En mi caso siempre me ha apasionado leer sobre las civilizaciones nativas del continente americano y durante mi paso por México no quise dejar atrás la apasionante cultura maya y lo que nos ha quedado de ellos. Visité numerosos complejos arqueológicos en territorio yucateco y reconozco que fue complicado escoger, pero mi intención hoy es lanzarme a la piscina (en este caso mejor al turquesa de las aguas caribeñas) y recomendar 5 ciudades mayas que ver en la Península del Yucatán que atañe a México.

Bien desde Cancún o Riviera Maya las posibilidades de visitar ruinas mayas son inmensas. Y aunque algunas ya han alcanzado tremenda popularidad todavía siguen teniendo aspecto de ciudades perdidas que un día la selva engulló para fortuna de los viajeros que podemos asomarnos a ellas.
En el marco de un viaje de varios meses recorriendo América como mochilero incluí casi en el último momento una visita a la Península del Yucatán para seguir el rastro maya, y de paso, curar mis heridas en el Mar Caribe con la mejor compañía posible. El Yucatán pertenece en un altísimo porcentaje a territorio mexicano, pero también toca toda Belice y el Petén en Guatemala.

Partiendo desde Cancún y alquilando vehículo (opción que recomiendo por encima de las excursiones) iniciamos un recorrido de un par de semanas por la región. Para evitar líos fronterizos con Belice o Guatemala y ahorrar en salud (y precio) utilizamos el coche tan sólo en México (los otros dos los hicimos en transporte público). Y en ese tramo aprovechamos para indagar más aún sobre los mayas a partir de los restos y ciudades que nos han dejado. Su legado en esta parte de México es tan grande que lo complicado es decidir una ruta. Pero hubo algunas ciudades arqueológicas que fueron capaces de dibujar en el papel de este viaje unos momentos del todo indescriptibles. Y, por tanto, que creo que no podría dejar de recomendar a quienes se animen a viajar al Yucatán mexicano como hicimos nosotros. Se tenga el hotel en Riviera maya o en Cancún, se provenga de cualquier destino dentro y fuera de México, conviene no perderse estas cinco huellas elegidas del pasado maya.
CHICHEN ITZÁ: MARAVILLA MAYA…Y DEL MUNDO
No hay viaje al mundo maya que se precie sin que Chichen Itzá marque el camino. Ni folleto turístico de México que no sostenga su imagen en las líneas perfectas de la Pirámide de Kukulkán. De hecho se trata de una de las siete maravillas del mundo moderno elegidas en el año 2007, lo que viene a ser un premio no sólo a este complejo arqueológico sino también a todo lo que ha sido descubierto o esté por descubrir en el Mayab (tierra maya).
Es un complejo arqueológico inmenso, con la Pirámide de Kukulkán gobernando todo su alrededor, pero con numerosos edificios en un estado de conservación realmente excelente a los que se le puede echar horas y más horas. Pero cuenta con un defecto que se debe a que Chichen Itzá está hecha toda una celebridad… que se llena de turistas. Y no es que el turismo sea malo, ni mucho menos. Es que tener a poco más de dos horas los megahoteles de Cancún o Riviera maya hace que haya días en los que visiten el complejo más de 10.000 turistas.

Ese era mi temor pero lo solventamos de buena manera siguiendo este consejo que voy a dar a quien esté interesado en ir a Chichen Itzá y vivirlo de forma más íntima. Tomad nota: si la mayoría de las excursiones de los hoteles salen a eso de las 7:30-8:00 de la mañana y tardan aproximadamente tres horas en llegar, lo conveniente es o madrugar mucho y salir en coche de alquiler para estar a la hora de apertura del monumento, las 8:00. O, como hicimos nosotros, dormir la noche anterior en Valladolid, con alojamientos variados y económicos, y bastante cerca de la más conocida de las ciudades mayas.

Fuimos los primeros en entrar a las 8:00 y hasta bien pasadas las 11:00 no empezamos a notar que se estaba llenando hasta la bandera, por lo que tuvimos la suerte de respirar la magia de Kukulkán a solas y ver las demás construcciones en compañía tan sólo de las muchas iguanas que moran por doquier. Durante aproximadamente tres horas Chichen Itzá fue prácticamente nuestra…

Es una experiencia que merece la pena y que no sólo recomiendo aquí sino en muchos de los monumentos mayas que se despliegan por la tierra llana y frondosa del Yucatán. El dicho de “a quien madruga Dios le ayuda” se hace aquí más cierto que nunca. Aunque en el caso de Chichen Itzá Dios tenga forma de serpiente emplumada y se deslice con sombras y luces en los solsticios y equinoccios.

Un dato curioso… si chocas las palmas cerca de la pirámide parece escucharse rebotado el canto de un quetzal, ave sagrado para los mayas. ¿Casualidad? No lo creo…
Información práctica:
EK BALAM: LA CIUDAD DEL JAGUAR NEGRO
A 30 km al norte de la ciudad yucateca de Valladolid y, por tanto, combinable perfectamente con Chichen Itzá o algún cenote como Dzitnup, se encuentra sumergida en la selva una ciudad de pasa desapercibida para muchos viajeros. De una planicie arbolada emergen los restos de un asentamiento maya que funcionó desde el año 300 antes de Cristo hasta la llegada de los conquistadores.

En comparación con grandes como Chichen Itzá, Uxmal, Calakmul, Palenque o la guatemalteca Tikal, es un complejo mucho más pequeño y en el que no ha dado tiempo a destaparte gran parte del mismo. Hay que tener en cuenta que los trabajos más en profundidad de los arqueólogos se iniciaron en 1994, lo que viene a ser prácticamente antes de ayer.
Al poco de entrar aparecen dos pequeñas pirámides gemelas que se observan la una a la otra, pero realmente lo más interesante está al norte, en la Acrópolis, a la que se puede subir a través de unos enormes escalones con los que merece la pena enfrentarse. Por un lado para disfrutar de unas vistas sensacionales y tener constancia de dónde se encuentra uno. Y por otro para dibujar perfectamente la estructura de la propia Ek Balam que queda a nuestros pies. Las pirámides del inicio se cuelan en un alfombrado arbolado y monocromático. Del verde que un día se tragara la ciudad, sobresalen las estructuras religiosas del período clásico maya. Las mismas que ahora son habitadas por las omnipresentes iguanas.

Pero subir a la acrópolis nos deja otro premio, la delicadeza de los frisos, esculturas y pinturas mayas que han sobrevivido al abandono y a los expolios decimonónicos en los que las ruinas arqueológicas se vendían como ahora las fajitas en Cancún. Guerreros, monstruos, dioses y rostros aún enigmáticos para la arqueología moderna irrumpen en el estuco que modelaron los artistas mayas de la época que ahora nos resultan totalmente anónimos.

Ek Balam me gustó por su sencillez y sus vistas, por no estar masificado de turistas a pesar de estar a una distancia prudencial de Chichen Itzá… y porque no se habla de él lo que se debería (aunque para fortuna de los que lo conocemos).
Información práctica: Abre entre las 8 y las 17:00 horas.
UXMAL, LA MAJESTAD PUUC
Al igual que en Chichen Itzá, dormimos en las proximidades del complejo arqueológico de Uxmal para ser los primeros en entrar. De hecho estuvimos alojados en una especie de cabaña que se encontraba a doscientos metros del yacimiento. Con eso garantizamos estar prácticamente a solas en una ciudad maya extraordinaria. Uxmal es la puerta de la Ruta Puuc, que hace referencia a una región “de colinas y montañas” (que es su significado) y de un estilo del período clásico cuyo máximo exponente es esta ciudad. Aunque en las proximidades hay otras como Labné, Sayil o Kabah que son realmente interesantes.

Pero Uxmal es la joya Puuc de cabo a rabo. Desde la entrada en la que “La pirámide del adivino” se erige como una de las construcciones mayas más perfectas que he visto jamás, hasta el cuadrángulo de las monjas o el conocido como palomar, allá donde los nombres parece que los pusieron los españoles que rememoraban cosas que les eran conocidas.

El Palacio del Gobernador e iconos como la plataforma de los jaguares sobresalen en una extensión inmensa, inabarcable, que también dejan entrever otras construcciones sobre las que la Naturaleza se ha hecho fuerte. Chichen Itzá se lleva todos los focos, pero Uxmal, la tres veces construida, se vuelve aún más perfecta y más misteriosa. Entre patio y patio, en un eje de norte a sur, las horas se suceden en un complejo arqueológico que merece mucho tiempo de dedicación.

Información práctica:
TULUM: LA MURALLA DE LA RIVIERA MAYA
Tulum en lengua maya significa muralla, aunque fue un nombre posterior que le fue dado porque desde el mar lo que queda a la vista son precisamente los muros que rodean esta ciudad cuyo máximo esplendor estuvo entre los siglos XIII y XIV, antes de que llegaran las embarcaciones españolas. La curiosidad de este lugar es precisamente esa faceta, el estar asomado al Mar Caribe, siendo uno de los conjuntos arquitectónicos de la costa más importantes y mejor preservados.

Tulum, con el edificio conocido como “el castillo” imponiendo en la rompiente, servía de faro para los navíos que calculaban maniobras frente a uno de los arrecifes de coral más grandes (y peligrosos para estas embarcaciones) del mundo. Tanto antes como después de la conquista. Cuando el cronista venido de tierras castellanas, Juan Díaz, avistó el lugar por mar en 1518 dijo que era “tan grande como Sevilla”. Y el castillo su icono más reconocible entonces.

Actualmente es la joya de la corona del estado de Quintana Roo y, por supuesto, de la Riviera Maya. Tulum pueblo, así como los alrededores, están rodeados de suntuosos hoteles que viven un eterno verano frente a las aguas turquesas del Caribe. El monumento, por tanto, que es extremadamente accesible a todo el mundo (sin necesidad de alquilar coche o contratar excursiones) es junto a Chichen Itzá la ruina maya más visitada, con diferencia, de todo México.

Si le quitamos los adornos sobrantes y las parafernalias “tipo parque temático” por causas del turismo masivo nos queda una ciudad maya deslumbrante cuyo punto fuerte es su situación de privilegio junto a las bondades cromáticas de las aguas caribeñas. Tulum no sería Tulum sin el Mar Caribe… y el Mar Caribe no sería Mar Caribe sin Tulum. Ambos han emprendido un baile juntos hacia la eternidad, y la fortuna es nuestra por poder asistir a semejante espectáculo de danza visual y sensorial.

En Tulum, que nos recibió lloviendo a más no poder, pudimos hacer una visita por dentro y, más adelante, desde un bote que nos llevó además a snorkelear un poco. El escenario era inmejorable aunque las olas de aquel día no fueron las más idóneas para observar la vida bajo el mar (lo mejor al respecto lo encontramos en la isla beliceña de Caulker y en Holbox con el tiburón ballena como protagonista). Por fortuna siempre contamos con un faro a la vista como era “El castillo”.

Información práctica: Ojo que si se viene en coche privado o de alquiler hay que abonar el precio del parking. In situ venden opciones de guía y snorkel para combinar la visita.
CALAKMUL: LA SELVA MANTIENE SU REINADO
Para el final dejo mi preferida y, con seguridad, la menos visitada de las cinco con mucha diferencia. Su ubicación, a mitad de camino entre Escarcega y Chetumal, justo en el sur del Yucatán mexicano y frente a las selvas del Petén en Guatemala, hacen que no sea un acceso sencillo. Sólo para ilustrar lo que supone llegar hasta aquí tengo que decir que nosotros nos pudimos alojar a aproximadamente dos horas de distancia en coche de las ruinas. Había un hospedaje más cerca, a 45 minutos, pero era un lodge de los de a 300 euros la noche. Salvo esos ejemplos nada más… y es que ese es uno de los secretos de Calakmul, de la que las estelas hablan que fue durante muchos siglos la ciudad más grande del Mundo maya y cuya máxima rival llevaba el nombre de Tikal (a pocos kilómetros por la selva, a muchísimas horas por carretera, cruces fronterizos y demás dificultades)… su impenetrabilidad.

La diferencia entre Calakmul y otras muchas ruinas mayas más conocidas por el público, es que la podemos recorrer y contemplar de forma muy parecida a cómo lo hicieron los primeros arqueólogos que se internaron en la ciudad maya. Con pirámides de más de 40 metros que sólo ves cuando te encuentras frente a los escalones de lo mismo, está completamente tapizada por los rigores de una selva que la fue haciendo suya lentamente hasta crear juntos una sociedad perfecta. De esa forma nacieron árboles de los muros, las raíces taponaron escaleras y la fauna se hizo dueña y señora de un territorio inmenso que consta, a priori, de algo más de 6.000 construcciones. Se cuenta que entre Calakmul y Tikal existe probablemente la mayor densidad de jaguares de toda América.

Calakmul fue abandonada aproximadamente en el Siglo X, en pleno esplendor del mundo maya y con mucha lejanía en el tiempo de la llegada de los conquistadores venidos del mar. Habitada durante más de 2000 años dejó muestras fabulosas de su poder en pirámides que cualquiera confundiría con colinas naturales (y eso que algunas han sido limpiadas). Representa un centro urbano, político y religioso de unas dimensiones que se calculan en 70 kilómetros cuadrados nada más y nada menos. Sus más de 120 estelas narran los avatares de un período muy anterior a su posterior abandono. En ningún otro lugar se encontraron tantas en tan buen estado.

A pesar de que hay mapas de Calakmul lo mejor y más divertido es no seguir un rumbo fijo y perderse por corredores, templos vestidos de verde y, a ser posible, subirse a alguna de las estructuras (recomendables la I y la II) desde cuya cúspide se dejan entrever algunos de los secretos de la ciudad. Aunque, sobre todo, lo que deja sin respiración es el paisaje tupido de verdes sobre los que no se vislumbra rastro alguno del Siglo XXI.

Caminar por unas ruinas como estas teniendo como banda sonora a los monos aulladores fue una de mis mejores experiencias en México. Calakmul era lo que estaba buscando, lo que había soñado… o mejor.
Información práctica: No hay gasolineras próximas hasta prácticamente dos horas de distancia por lo que conviene ir con el depósito lleno si se viaja en coche. Dada la poca disponibilidad de alojamiento en los alrededores (consultar Xpujil) conviene reservar con antelación para evitar sorpresas desagradables. El transporte público al yacimiento es inexistente por lo que si no se va con coche de alquiler habrá que tomar algún taxi o contratar un coche con conductor. Para saber más sobre estas ruinas os recomiendo leer un reportaje que escribí in situ titulado “Calakmul, la ciudad de los mayas que la selva quiso esconder”.
Aunque de vez en cuando me apetece hacer listados de este tipo y juntarlos en una categoría titulada TOP 5 (Rankings) siempre siento que me dejo muchas cosas y que quizás si mañana escribiera este mismo artículo tendría que rehacerlo e nuevo y cambiar los favoritos. Ahora mismo me vienen a la mente ruinas como la de Kabah, Kohunlich, Becan o Xpujil… y eso que esta vez no me he querido meter con mi querídisimo Tikal de Guatemala que son palabras mayores.
Ahí están pues, las cinco ciudades mayas que recomiendo ver en la Península del Yucatán, en ese México lindo y querido al que siempre deseo volver…
Sele
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Cerca de las ruinas de Tulum hay también otros atractivos turísticos para visitar, como la Riviera Maya, los cenotes y las ciudades coloniales de Yucatán. Aunque las mencionadas son las más importantes, hay incontables vestigios arqueológicos mayas por toda la Península de Yucatán. En Cancún acaban de abrir hace poco el Museo Maya de Cancún, con piezas de exhibición muy bellas y un recorrido por los vestigios arqueológicos del lugar.