11/09/2024
¿Antojo de dulce en México?
Pues que resulta que estoy en casa pensando en si debo o no debo ir a comprarme algo dulce. Como estoy haciendo ejercicio y comiendo muy bien, decidí que si, que iría a una cafeteria cerca a buscar un pay de queso o algo así.
Resultó que la cafetería que encontré en google maps no estaba abierta, así que, seguí caminando con el objetivo de encontrar algo que me quitara el antojo. No tuve que buscar mucho ya que a pocos pasos encontré una churreria, y, pues fueron los churros los elegidos como mi postre. Tenían un paquete de 4 churros normales por 25 pesos o un paquete de 2 churros rellenos por 30. ¿Por cuál creen que me fui? Si, de Cajeta.
Como buena mexicana me los fui comiendo, y, en mi camino de regreso mientras saboreaba los ricos churros, empecé a escuchar un “tin” “tin”. Cómo por una cuadra no sabía de donde provenia el sonido, pero, finalmente vi a un señor caminando a unos 100 metros de mi que cargaba un bote que colgaba de una asa que parecía ser de piel. Lo miré detenidamente, caminé un poco más rápido y supe que el estaba creando el sonido, pero, no sabía con qué.
Finalmente lo alcancé y le pregunté que estaba anunciando y me dijo que: “abánicos o barquillos”. A ver, soy mexicana así que lo de los barquillos medio lo adiviné, pero, lo de los abánicos me sacó de onda. Fue entonces que bajó su bote y me los mostró. Los abánicos son similares a los que yo conozco como alegrías y los barquillos no los conocía. Le pregunté de donde era la tradición y me dijo que de una comunidad de Oaxaca ubicada en la sierra mixteca alta. El señor me enseño el “instrumento” con el que produce el sonido. Es un triangulo de metal que golpea con otro metal mientras va caminando. Me dijo que lo llaman “tintinero” o “tin tin”. Resulta que en Orizaba no tiene que decir nada, solo hacer sonar el triángulo. Me dijo que los triangulos son mas simples y los barquillos más dulces. Yo creo que asumió que yo era medio FIT, pero, lo hice reír cuando le dije que me diera los barquillos.
Le pregunté al tintinero cuánto tiempo tiene la tradición y me dijo que en su familia son ya 3 generaciones. Si hago cuentas, por lo menos un siglo. Me dijo también que están hechos solamente de harina, agua y azucar. Es todo. Otra de las cosas interesantes es que las personas que se dedican a vender así andan por todos lados. Van a Villahermosa, Ciudad de México, etc.
Platiqué un poquito más con el señor y ya luego al despedirme le dije que pensaría mucho en ellos cuando me tome mi café mañana (si, claro que los probé, pero, ¡ya había comido dos churros!) Obviamente como en todas las ocasiones que algo así me pasa, seguí mi camino con una sonrisa y muy contenta de haber conocido una tradición más de México, desconocida para mi. La realidad es que siento una nostalgía muy bonita cuando pienso en el tiempo que ciertas personas tienen con sus oficios. No son trabajos glamurosos y tampoco representan muchos ingresos, me imagino. Lo que si representan es a su gente y a su naturaleza. Con lo que ha tenido, el mexicano ha sido creativo e ingenioso. Estos oficios, como el del tintinero, no solo nos ofrecen productos únicos, sino que también nos conectan con nuestras raíces y nos recuerdan la importancia de valorar el trabajo hecho a mano. Ha sido el conjunto de oficios, creaciones, arte, artesanías y más que ha hecho de nuestra cultura una muy rica y admirada.
¡Imaginemos un futuro donde las tradiciones mexicanas sigan floreciendo y donde todos podamos apreciar la belleza y la riqueza de nuestra cultura!