20/02/2024
“Un niño se quitó su ropa de acólito después de Misa, se puso su ropa para el frío y le dijo al padre:
‘OK, padrecito, ¡estoy listo.’
El sacerdote le dijo: ‘¿Listo para qué?’
‘Padre, es hora de salir a repartir nuestros volantes.’
El sacerdote le respondió: ‘Hijo, hace mucho frío y además está lloviznando.’
El niño miró sorprendido al sacerdote y le dijo: ‘Pero Padrecito la gente necesitan saber de Dios aún en los días lluviosos.’
El sacerdote contestó: ‘Hijo yo no voy a salir con este tiempo.’
Con cierta ansiedad, el acólito dijo: ‘Padre, ¿puedo ir yo solo? ¿Por favor?’
El sacerdote dudó un momento y luego le dijo: ‘Está bien, puedes ir. Aquí tienes los volantes; pero ten cuidado.’
‘¡Gracias padrecito!’
Acto seguido, el acólito salió a la lluvia. El niño de 11 años recorrió todas las calles del pueblo, repartiendo los volantes a las personas que veía.
Después de 2 horas de caminar con frío bajo la lluvia y con su último volante, se detuvo en una esquina esperando ver a alguien a quien darle el último volante, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces se dirigió a la primera casa que vio, caminó hasta la puerta del frente, tocó el timbre varias veces y esperó, pero nadie salió.
Finalmente, el niño giró para irse, pero algo lo detuvo. El niño volteó nuevamente hacia la puerta y empezó a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Él seguía esperando; algo lo mantenía ahí frente a la puerta. Tocó nuevamente el timbre y esta vez la puerta se abrió suavemente.
Una señora con una mirada muy triste asomó en el umbral y suavemente le preguntó:
‘¿Qué puedo hacer por ti, hijo?’
Con unos ojos radiantes y una sonrisa que le cortaba las palabras, el niño dijo:
‘Señora, lo siento si la molesté, pero sólo quiero decirle que “DIOS REALMENTE LA AMA” y vine para darle mi último volante que habla sobre DIOS y SU GRAN AMOR.
El niño le dio el volante y se marchó.
Ella sólo le dijo:
‘¡Gracias, hijo, y que DIOS te bendiga!’
El siguiente domingo por la mañana, el sacerdote estaba en el púlpito y antes de comenzar la misa preguntó:
‘¿Alguien tiene un testimonio o una anécdota que quiera compartir con nosotros?’
Suavemente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando empezó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos:
‘Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí; incluso el domingo pasado aún no creía en Dios.’
‘Mi esposo murió hace poco tiempo y me dejó totalmente sola en este mundo. El domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón. Ese día llegué al final del camino; ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir.’
‘Entonces, tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Subida en la silla, amarré y aseguré bien un extremo de la soga a una de las vigas del techo y luego y puse el otro extremo alrededor de mi cuello.’
‘Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado, estaba a punto de tirarme cuando de repente escuché el timbre de la puerta sonar con insistencia.’
‘Entonces me dije: “Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá”. Esperé y esperé, pero el timbre de la puerta sonaba cada vez con más insistente, y luego la persona empezó a golpear la puerta con fuerza.’
‘Entonces me pregunté, “¿QUIÉN PODRÁ SER?” ¡Jamás alguien toca mi puerta o viene a verme!’
‘Me quité la soga del cuello y bajé hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia.’
‘Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos: frente a mi puerta estaba el niño más radiante y angelical que jamás hubiera visto.’
‘Su sonrisa, ohhh, ¡nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, mu**to hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando me dijo con voz de querubín: “Señora, sólo quiero decirle que DIOS realmente la ama”.’
‘Cuando aquel angelito desapareció en el frío y la lluvia , cerré mi puerta y leí cada palabra del volante.’
‘Entonces subí al ático para bajar la silla y la soga. Ya no las necesitaría más. Como ven, ahora soy una hija feliz del Señor.’
‘Como la dirección de la iglesia venía anotada en la parte de atrás del volante, hoy vine personalmente a decirle GRACIAS a ese pequeño ÁNGEL DE DIOS que llegó justo a tiempo y, de hecho, a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno.’
En la iglesia, todos los asistentes lloraban.
El sacerdote bajó del púlpito hasta la primera banca del frente donde estaba sentado su acólito, lo tomó en sus brazos y lloró.
Probablemente la iglesia no volvió a tener un momento más glorioso.
Dios bendiga tus ojos por leer este mensaje.
No permitas que este mensaje muera de frío: después de leerlo, pásalo a otros.
Recuerda que el mensaje de DIOS puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien cercano a ti.
POR FAVOR LEE CON FE LO QUE SIGUE porque es una oración impresionante. Créelo y serás bendecido.
Lucas 18,27:
Él les dijo: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.”
El problema con muchos de nosotros, es que no creemos que Dios abrirá una ventana y derramará tantas bendiciones, que no tendremos lugar para recibirlas. Reto a cualquier persona a poner a prueba a Dios.
Él es fiel a su Palabra.
Dios nunca miente y sus promesas son seguras.
Mi oración para ti, hoy:
Los ojos que están viendo este mensaje no verán ningún mal;
Las manos que enviarán este mensaje a otros, no trabajarán en vano; la boca que diga Amén a esta oración, reirá por siempre.
Permanece en el amor de Dios, enviando esta oración a todos tus conocidos.
¡Ten un viaje encantador en la vida!
¡Confía en el Señor, con todo tu corazón y Él nunca te fallará, porque Él es IMPRESIONANTE!
Si realmente necesitas una bendición, sigue leyendo:
Padre divino, Dios más afable y más amoroso, te ruego que bendigas abundantemente a mi familia y a mí.
Sé que Tú reconoces, que una familia es más que cada uno de aquellos que la conforman, pero, por favor, bendice a todos los que crean y confíen en Ti.
Padre, mando una oración de súplica de bendiciones, no solamente para la persona que me envió esto, para mí y para todos a quienes he reenviado este mensaje.
Y que la fuerza de la unión en la oración por los que creen y confían en Ti, sea más poderosa que cualquier otra cosa.
Te agradezco de antemano tus bendiciones.
Dios Padre misericordioso, libera de deudas y cargas económicas a la persona que lee esto.
Envíame tu sabiduría, para que pueda ser un buen administrador de todo lo que me has dado.
Padre, sé que eres maravilloso y poderoso y que si te obedecemos y acatamos tu Palabra y tenemos la fe de una semilla de mostaza, Tú nos colmarás con tus bendiciones.
Te agradezco Señor las bendiciones recientes que he recibido y las bendiciones que todavía habrán de venir, porque sé que Tú aún no has terminado conmigo.
En poco tiempo habrás hecho que numerosas personas oren a Dios los unos por los otros.
Entonces siéntate y mira el poder de Dios obrando en tu vida.