16/07/2024
Luz y Guillermo Marín
Es aquí donde comienza la distorsión de la historia de los mexicas, tomando mitos del inicio de la civilización del Anahuac, pero adaptándolos a una historia contada para exaltar el supuesto origen de su pueblo con un destino manifiesto, que explicara su rápido acenso al poder regional. Los conceptos de Aztlán, Chicomoztoc, una peregrinación guiada por un mesías, en la búsqueda de un águila devorando una serpiente que sería la señal de la tierra prometida, fueron recreaciones de Tlacaélel, el ideólogo de las reformas filosóficas a la Toltecayotl, para crear la Mexicayotl. El Cihuacóatl Tlacaélel estudió en el Calmecac de Cholula y conocía la mitología y cosmogonía tolteca, por lo cual, pudo dotar a la expansión de un origen y una historia mítica en la cual se apoyará su nueva grandeza, al usar a Huitzilopochtli su numen tutelar traído del desierto, como el instrumento que permitía la trasgresión de las enseñanzas milenaria de Quetzalcóatl.
En la espiritualidad de la cultura nahua, en el Altiplano Central, como herederos de las enseñanzas de Quetzalcóatl y la Toltecayotl, la dualidad milenaria fue modificada por Tláloc-Huitzilopochtli.
En efecto, en la Toltecayotl, existía la dualidad de Tláloc-Quetzalcóatl, como metáfora de la vida física a través del agua, y la vida espiritual a través de Quetzalcóatl, como el soplo divino que da conciencia a la materia. Quetzalcóatl como símbolo, además, de la educación y la espiritualidad. Tlacaélel modificó la dualidad, ahora con Tlaloc-Huitzilopochtli, entendiendo a Huitzilopochtli como símbolo de la voluntad de poder, de la guerra física contra los vecinos, y no espiritual contra el enemigo interior como enseñaba Quetzalcóatl, y finalmente, como justificación de la guerra y el comercio como razón de Estado. Lo cual inició una nueva etapa en la vida solo en el Altiplano Central y solo
por los mexicas, los demás pueblos del Anahuac jamás trasgredieron las enseñanzas de Quetzalcóatl y la Toltecáyotl. Las demás naciones anahuacas no veían con miedo el anunciado y profetizado regreso de Quetzalcóatl en el año Uno Caña, que justamente era el año de 1519 en el calendario cristiano.
Realmente fue muy breve el tiempo de expansión y relativo dominio de los mexicas, el cual ha sido exagerado por las fuentes y los historiadores hispanistas para sus intereses personales e ideológicos, ya que, ni siquiera tuvieron el dominio completo de los pueblos del Altiplano Central, y menos de los que vivían en las tierras, como Xochimilco, Tlaxcala o Cholula. Cuando el Tlatócan nombra a Moctezuma Ilhuicamina tlatoani de Tenochtitlan en 1440, es cuando empieza la expansión mexica que tiene un tiempo de duración de tan solo 81 años, pues en 1521 fueron derrotados por las estrategias políticas de Malinche y el poderoso ejército texcocano de Ixtlilxóchitl, y no por el puñado de aventureros que llevaba Hernán Cortés, que no eran soldados, estaban mal armados y enfrentados en dos bandos, los que estaban a favor del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, que querían regresar a Cuba y entregarlo a la justicia, porque huyó en calidad de prófugo, y los que estaban a favor de Hernán Cortés.
La estrategia política del Estado mexicano de ideología criolla, es reducir, toda la historia ancestral de la Civilización del Anahuac, a la tergiversada historia de los mexicas, desapareciendo de la memoria histórica del pueblo los nueve mil trescientos años de historia propia-nuestra, es decir, el periodo Preclásico, el periodo Clásico y la mayoría de los pueblos como son los mayas, nahuas, zapotecos, purépechas, mixtecos, huastecos, totonacos y un largo etcétera, donde, además siguen tratando de invisibilizar a los pueblos del Norte, como son los apaches y comanches, negando su existencia dentro de los pueblos ancestrales.
Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No podemos salir del calabozo de la neocolonización con las ideas y categorías de los carceleros. Descolonizar es dignificar.