14/08/2024
EFEMÉRIDES DEL PUEBLO MÁGICO DE ARTEAGA, COAHUILA DE ZARAGOZA…
GENERAL BRIGADIER
EUSEBIO GALINDO DE LA FUENTE
“156º ANIVERSARIO DE SU NATALICIO”
(14 DE AGOSTO DE 1868-19 DE MARZO DE 1945)
Nació el 14 de Agosto de 1868 en la recién erigida Villa de Arteaga, Coahuila de Zaragoza. Con ese nombre lo bautizó el presbítero Jesús María Cuellar en la Capilla de la Purísima en la Fábrica de La Hibernia, en la ciudad de Saltillo siendo sus padrinos Ruperto de la Fuente González y María Juana Dávila Valdés.
Fue hijo de don Benuto Galindo Recio y de doña María de la Luz de la Fuente González. Sus abuelos maternos fueron, Ignacio de la Fuente y Francisca González; en tanto que los paternos fueron, Andrés Galindo y Dorotea Recio.
Le antecedieron sus hermanos, Amada, nació el 13 de agosto de 1859 en la Congregación de San Isidro de Palomas; Modesto, nació el 23 de febrero de 1863 en la Congregación de San Isidro de Palomas; Ildefonso, quién nació el 27 de enero de 1865 en la Congregación de San Isidro de Palomas; Petra 1868 en la Congregación de San Isidro de Palomas.
Eusebio Galindo, se casó en primeras nupcias con María Concepción Valdés Flores, el de 22 y ella de 16 años, casándose en la Parroquia de San Isidro Labrador el 28 de junio de 1890.
En segundas nupcias, contrajo matrimonio con María de los Ángeles Valdés, con quien procreó dos hijas, Petra y María de la Luz Galindo Valdés.
Ya en terceras nupcias, contrae matrimonio con Celia Valdés Guajardo el 30 de mayo de 1934, a las 2000 hrs., y con quien tuvo como hijo único a José Galindo Valdés.
CARRERA MILITAR
De los acontecimientos armados del general Eusebio, se sabe que causa Alta a los 42 años de edad, precisamente el 20 de noviembre de 1910 a las órdenes del Dr. y Gral. Rafael Cepeda de la Fuente, aquí en la Villa de Arteaga. Como Soldado, se desempeña inicialmente en la Sierra de Arteaga como proveedor de las fuerzas revolucionarias y propagandista durante el movimiento armado de 1910, prestando valiosos servicios a las órdenes del Dr. Cepeda hasta el 29 de mayo de 1911.
Entre la gente que militaba a las órdenes del Dr. Cepeda, se encontraban hombres tan valientes que más tarde conquistarían en los campos en donde se desenvolvió la revolución, triunfos que revistieron caracteres de epopeya y que además realizaron las más gloriosas hazañas y de entre cuyos nombres al recordarlos en el momento que sea, siempre serán una evocación del más alto honor…tal es el nombre de Eusebio Galindo de la Fuente.
Durante la Revolución Constitucionalista, ingresa el 19 de febrero y hasta el 13 de junio de 1913, estuvo a las órdenes directas del general Pablo González Garza, siendo que ese mismo 13 de junio causa alta en la Brigada Mariano Escobedo, misma que más tarde volviera a identificarse como las Fuerzas de la Sexta Brigada del Noreste, ya a las órdenes del general Ernesto Santos Coy, quien le reconoce el rango como Capitán 1º en donde permanece hasta el 20 de noviembre de 1916, incorporándose a su mando en Concepción del Oro, Zacatecas. Ahí tuvo el mando del Primer Regimiento “ZARAGOZA”, con el que se incorporó a las Fuerzas del general Alfredo Ricaut en enero de 1917, aún con el mando del citado Regimiento.
Durante su inicio constitucionalista, con un contingente de más de 200 hombres, anduvo operando en la Sierra de Arteaga contra las Fuerzas Federales del general Ricardo Peña y en la Hacienda de Juárez, Nuevo León.
Durante el periodo de julio de 1913 al 15 de agosto de 1914, participa en 10 hechos de armas en contra del Huertismo en los estados de Jalisco, Tamaulipas y Nuevo León, así como en el avance sobre la ciudad de México, tuvo a su mando el Primer Regimiento “ZARAGOZA” de la Sexta Brigada del Noreste, cuya Bandera que los identificaba, se encuentra en el Museo de Carranza de la ciudad de México y junto a ella se encuentra el nombre del Jefe desde 1957.
A las órdenes del general Fernando Dávila, acompañó en la campaña contra los zapatistas desde Puebla, siguiendo la vía del interoceánico a Cuautla, Morelos, fue en esta fecha 1º de mayo de 1917, en la cual solicita su baja para atender su salud la cual estaba bastante quebrantada, ya que en la estancia en el Estado de Morelos, como la mayoría de los soldados acompañantes, contrajeron la enfermedad del paludismo.
Aún enfermo, pero regresando el 28 de mayo de 1917, y con la intención de consolidar su Regimiento, el cual se encontraba con muchas bajas por la enfermedad del paludismo, le solicita a don Venustiano Carranza en telegrama, sobre la oficialidad para el Regimiento a su mando, para lo cual don Venustiano le contesta con fecha del 1º de junio, que esta petición la debería de solicitar a la Secretaría de Guerra, en donde a la fecha se encontraban muchos soldados en depósito y que era necesario darlos de alta para aprovechar sus servicios.
Repuesto estaba ya para el 27 de junio de 1917, en donde por carta con su amigo y antiguo subordinado, Ignacio Guerrero, le informaba sobre su mejoría, además de enterarse que el Zapatismo iba cayendo muy de prisa y que el Tigre de Morelos, Eufemio Zapata, había mu**ta ya ocho días atrás en un pleito particular y que varios zapatistas habían depuesto sus armas.
LA REBELIÓN CABALLERISTA
Siendo Gobernador Provisional del Estado de Tamaulipas, el Gral. Alfredo Ricaud, el 12 de abril de 1918, informa a don Venustiano Carranza, al Congreso, a la Cámara y a la Corte, sobre el as*****to del Gral. Emiliano Prospero Nafarrate Ceceña, (La Pantera del Norte), en el puerto de Tampico, sabiendo en investigación rápida, que la noche del 11 de abril, había sido asesinado cobardemente en Tampico, el General y Senador por Tamaulipas, Emiliano P. Nafarrate. Siendo las autoridades municipales inmediatas responsables de tal as*****to, fundándose para decir esto en lo siguiente: El General Nafarrate había tenido una ligera discusión con un gendarme municipal; en esos momentos se presentó el Segundo Comandante de Policía, de apellido Pavaceu, tratando de arrestar a Nafarrate, quien dijo ser Senador y g***r de fuero constitucional; acto continuo llegó al lugar el Primer Comandante de Policía, Tte. Corl. Bernabé Rodríguez, presunto diputado rojo; impuesto en ese puesto, por orden expresa del Gral. Ricaud, Rodríguez invitó al Gral. Nafarrate a sentarse, y estando así, desde afuera hicieron un disparo el cual privó de la vida al Gral. Nafarrate.
Hasta esos momentos, informado por el mismo Ricaud, aparecían responsables directos miembros de la Policía municipal y presuntos diputados laristas.
Desde el Palacio de Gobierno en Saltillo, el general Luis Caballero Vargas, solicitaba le informaran para proseguir las investigaciones sobre el as*****to efectuado en la persona del Gral. Nafarrate, quien tantos servicios había prestado al Estado, tanto como militar, que como civil. Por tal acontecimiento, era muy posible la separación del Gral. Luis Caballero Vargas y el levantamiento en armas de un momento a otro, habiendo lanzado una circular, la cual había propagado en la Ciudad y Municipios, teniendo los antecedentes de que el 3 de febrero de 1918 en comicios para gobernador de Tamaulipas se enfrentaron como candidatos el general Caballero y el general César López de Lara, invocando su triunfo con apoyo en cada uno de los sectores en que se dividió la legislatura local, actuando Caballero como gobernador con el reconocimiento de gran parte de los ayuntamientos del 1º de marzo al 18 de abril del citado año, salvo un breve período de interinato del general Emiliano Nafarrate; pero como el gobierno federal no reconoció dicha situación y Nafarrate fue asesinado en Tampico el 11 del mismo mes, los integrantes del gobierno caballerista se rebelaron levantándose en armas, Rebelión que se localizó principalmente en la región central del Estado.
Don Venustiano ya para ese momento había girado instrucciones para que el Gral. Chapoy incorporara a Ciudad Victoria, doscientos hombres de caballería y dos ametralladoras más, al mando del Gral. Eusebio Galindo, que estaban en la plaza de Matehuala, S.L.P., con lo que el suponía que con estas Fuerzas podían darse las garantías a intereses de este Gobierno, sociedad y comercio de ese lugar, además de proseguir hacia Reynosa, Tamaulipas, para batir al enemigo que se había levantado en armas, por otra parte, también se le ordenó al general Carlos Osuna formara una columna de caballería para que se encargara de batir a las Fuerzas Irregulares.
En el norte del País, en la expedición hacia Burgos, programada para octubre de 1919, el general Francisco Murguía, Jefe de las Operaciones Militares del Noreste, ordena al general Galindo, en telegrama del 8 de octubre del mismo, que ese momento no es el adecuado y que por tal, no deberán de efectuar los movimientos propuestos, pero ya para el 20 del mismo, se le instruye marchar hacía Burgos y esperar en ese punto a las Fuerzas que salieron en expedición con el general Eduardo Hernández y que además la escolta deberá de permanecer en Linares hasta el regreso de sus Fuerzas.
Ya en Burgos, en documento enviado el 23 de octubre del mismo, el general Murguía, le indica que: “Por disposición de esa Jefatura, sirva extender la constancia de amnistía a favor de Gustavo Flores y ofrecerle todo género de garantías”. Oficial que con anterioridad el general Galindo había denunciado se le abriera una averiguación por su conducta, que él consideraba inadecuada y desleal al guarnecer Burgos. Dicha averiguación concluye el 6 de noviembre de 1919, ordenándole al general Galindo que regresara a Burgos y Méndez, los destacamentos que con anterioridad existían allí y que continuara su marcha al primer punto del estado para encargarse de la región.
El 14 de noviembre de 1919, el general Murguía le instruye poner a disposición del general Eduardo Hernández todas las Fuerzas que estuvieran a sus órdenes, marchando a Victoria para recibir instrucciones, dicha entrega se haría en los lugares en donde se encontraran destacamentados. Conservó la Bandera de su Regimiento y la conservó como un tesoro, fue lo único que se llevó de la Revolución, bueno, además de la satisfacción de haber apoyado la Libertad de su Patria.
La Rebelión Caballerista, se prolongó hasta la rendición del general el 3 de enero de 1920, siendo amnistiado y designado embajador de México en Guatemala.
Activo se encontraba todavía para el 3 de junio de 1920, ya que el Jefe de la Guarnición de la Plaza de Saltillo, le gira instrucciones al general Eusebio, con carácter de Urgente, que al pasar revista a las corporaciones militares, todos deberán estar armados, ya que por informes se le había comentado la falta de las misma s en diversas ocasiones.
A la muerte del Presidente Carranza, se retira de las fuerzas armadas y se le otorga la encomienda de ser Director del Penal del Estado de Coahuila, retirándose en corto tiempo de esa tarea.
Se traslada y se concentra en la Congregación de El Tunal, municipio de Arteaga, Coahuila de Zaragoza, en la calle Principal, frente a la Plaza de la comunidad en donde instala su comercio y por sus dimensiones se podría considerar como supermercado ya que ahí la gente encontraba de todo, abarrotes, pan, dulces caseros, vinos, ci****os, zapatos, carnes y productos de talabartería, denominándolo “LA FRONTERA”, lo anterior con $100 pesos de mercancía, fiados y en muy poco tiempo llegó a consolidarse por la diversidad, cantidad y calidad de los productos que ofertaba en dicho comercio.
En esta carnicería, diariamente mataban alrededor de 35 animales, tanto la carne, menudo, como la asadura eran comercializadas por personas de otros poblados de la región, uno de tantos, don Crispín Valdés Valdés, quien cubría la ruta de El Tunal-San Antonio de las Alazanas, ésto, con un b***o de su propiedad.
Paralelamente, también inicia con 100 cabras, ya que tenía la intención de dedicarse a la ganadería y al comercio, dando como resultado con el fruto de su trabajo, la conformación de cuatro ganados de mil cabras cada uno.
REVOLUCIÓN CRISTERA
Todo lo anterior duraría hasta antes de tomar las armas nuevamente, pero ahora a favor de la Rebelión Escobarista y además en la Guerra Cristera, por lo que después de estos actos emprendió la huída y por lo cual el general de brigada, Bruno Neira, el 2 de abril de 1929, envía una carta fechada en la ciudad de Saltillo, dirigida al “Sr. Gral. Eusebio Galindo, donde se encuentre”, para que se presentara a sus órdenes.
La Rebelión Escobarista, era el levantamiento iniciado por el general José Gonzalo Escobar, en contra del Presidente Emilio Portes Gil y de todas las autoridades mexicanas que no hubiesen reconocido a su movimiento según lo redactado en su Plan de Hermosillo, manifiesto que fue lanzado el 3 de marzo de 1929, mismo día de la Convención del Partido Nacional Revolucionario principalmente en los estados de Coahuila, Durango, Nuevo León, Chihuahua, Sonora, Baja California Sur, y Veracruz. En el mismo plan se llamaba a todos los mexicanos a ponerse en contra de Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo dirigía al país sin estar en la presidencia. Este levantamiento duró alrededor de tres meses y en ella se levantaron en número aproximado de 30,000 personas, con un saldo de 2,000 mu***os al final de la contienda. Plutarco Elías Calles, como Secretario de Guerra y Marina dirigió las operaciones militares que se llevaron a cabo por el Gral. Juan Andreu Almazán, las que sofocaron el movimiento en un tiempo breve, en su momento se supuso que los escobaristas estaban en pláticas con el movimiento cristero para unir sus fuerzas pero jamás se pusieron de acuerdo.
La Guerra Cristera, en México fue un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos, los cuales se resistían a la aplicación de la legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación, así como en procedimientos civiles.
El general Neira, entendía que, ciertamente se habían equivocado en dichas decisiones, sin embargo, sabía que en la convicción personal de éste, estaba marcada con un sello de sangre por su vocación revolucionaria.
Al general Galindo se le veía, por las congregaciones del sur de Arteaga, sur de Saltillo, General Cepeda, hasta Parras de la Fuente y Viesca, anduvo con un puñado de hombres, como en la Revolución Constitucionalista, montado un día en uno y otro día en otro de sus tres caballos preferidos, “El Alazán”, “La Prieta” o “El Misionero”. Este último se lo habían regalado en Viesca, Coahuila, en agradecimiento por la atención que había brindado a los hacendados en la Rebelión Escobarista.
Estando de visita el general Neira en casa del general Galindo, el primero, lo vio, le gustó y lo pidió de regalo. Qué más podía decir el general Galindo, si del general Neira había recibido todas las consideraciones para su salvoconducto, aceptó el regalarle su caballo, por lo que el general Neira habló por teléfono con uno de sus subalternos para que instruyera a unos soldados y trasladaran a “El Misionero”.
Cada caballo, obviamente, tenía su propia historia, uno de los ejemplos más claros es, cuando “El Alazán” le salvó la vida en uno de los campamentos instalados en la Sierra de Arteaga durante la Revolución Constitucionalista, al despertarlo con el hocico a fin de prevenirlo de una traición que le pretendía jugar en ese momento uno de sus subalternos, logrando huir antes que el enemigo los sorprendiera. Más tarde fue detenido el traidor y pasado por las armas.
Retomando el tema cristero, el general Neira, a su llegada a Saltillo, se trasladaba con la instrucción para ofrecer a los antiguos revolucionarios, que en un momento de ofuscación o quizá, orillados por compromisos de amistad, secundaron la actitud de rebelde, seguida por algunos jefes del ejército, para ofrecerles toda clase de garantías a todo aquel que por su conducto solicitaran su amnistía.
El general Galindo, aceptó y obtuvo salvoconducto el 26 de abril de 1929 y sabiendo que también podía haber alguna represalia de algún tipo, esa misma fecha, solicita y se le concede el permiso para que pudiera portar carabina y pi***la para su defensa personal e interés.
Por dichos actos, así como había perdido sus armas inicialmente, también perdió el grado de general brigadier, sin embargo, y no es que hasta el 4 de enero de 1953, el Senado de la República, ratifica el grado militar del General Brigadier Eusebio Galindo de la Fuente, dicho esto, por la Secretaría de la Defensa Nacional en el documento publicado a los 8 años de la muerte del general Galindo.
De esa manera, el general Galindo, producto de sus equivocaciones, perdió hasta su famoso supermercado, volviendo a caer enfermo y a vivir en la pobreza en compañía de doña Celia Valdés y de su hijo José, inclusive perdió hasta el aserradero que tuvo de 1931 a 1934 en su rancho de Santa Rosa, el cual había cerrado por incosteable en su momento.
E inclusive, tuvo que desprenderse, por venta, de algunas de sus propiedades debido a las expropiaciones que el gobierno hizo durante el Reparto Agrario, quedándose únicamente con los Ranchos de Santa Rosa y el de La Víbora, ubicado este último en El Tunal. En ambos había explotado los productos forestales, de entre los cuales destacaban: leña, carbón de encino, estacas para las parras, mangos para talaches, hachas, azadones y demás; maderas de encino para carreta, postes de cedro para cercas, soleras, morillos y postes para la luz, además de la trementina.
Después de esto, esperaba que la Revolución le hiciera justicia, pensando y aventurándose a correr la suerte al lado del precandidato al gobierno de Coahuila, el general M. Acosta. Esto no era obra de la casualidad, se había trabajado con anterioridad con su amigo Luciano Valdés, nuevoleones, su antiguo subordinado y amigo, quien le había comentado en un escrito del 19 de marzo de 1941, en donde le comentaba que ya había hablado con el general Acosta sobre su persona, por lo cual antes de conocerlo en persona, ya le tenía particular estimación. El general Acosta, traía entre otras propuestas, una, para ayudar a los Veteranos de la Revolución. Pero perdió y el proyecto se vino abajo.
Posterior a esto, deciden trasladarse a la ciudad de México en donde en 1941, se asisten con su hijo José y Ernesto Medellín Zendejo, quienes ya habían sido contratados en la Línea de Camiones “Penitenciaría-Niño Perdido-Álamos”, el primero como inspector y el segundo como cobrador.
Seis mese se asisten con su hijo, para que posteriormente el general Galindo y su esposa, rentarían una casa, ubicada en las calles de Lecumberri y Peña Peña.
Durante ese tiempo, el general Galindo estuvo comisionado en el Hospital Militar, sin embargo, tanto a él como a doña Celia, les afectó la altura y junto con su hijo se regresan a Saltillo, enfermando otra vez a su llegada y es atendido por su médico familiar, el Dr. y Gral. José María Rodríguez.
En los últimos días de vida, el 8 de febrero de 1944, le solicitaron cuatro retratos tamaño VISA, en donde apareciera de frente para la expedición de sus Diplomas correspondientes, que de acuerdo al Decreto No. 659, expedido por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río, el 5 de octubre de 1939, en donde crea la Condecoración al MÉRITO REVOLUCIONARIO, correspondiente a los Periodos Primero, 1910-1911, y Segundo, 1913-1914, de la Revolución Mexicana, además de Reglamento al que deberá sujetarse.
Para poder recibirlas, tenía que integrar el Estudio de Antecedentes Revolucionarios, el cual contenía los siguientes datos: Nombre, Ser Natural de, Edad, Fecha de ingreso a la Revolución y con qué Grado inició, Nombre de los Jefes con los que militó, Regiones donde operó, Contra que Fuerzas enemigas Combatió, Si tiene expediente en la Secretaría de la Defensa Nacional, Si se encuentra separado del Servicio Activo de las Armas, Decir los Motivos y Fecha de su Separación. Dirección Actual, Lugar y Fecha, Firma del Interesado.
Aún después de esto y estando enfermo, todavía se aprestaba el 13 de abril de 1944, a tomar las armas de nuevo, todo a raíz del atentado que había sufrido el Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho. Inclusive se le escribió al Presidente, en donde le enviaba sus “Sinceras Felicitaciones” por haber salido ileso de la aventura del cobarde atentado de que había sido víctima el lunes 10 de abril de 1944, y en donde además mencionaba que: “A pesar de mi avanzada edad, aún respiro alientos de libertad y ruego a usted C. presidente, acepte mi sincera adhesión en cualquier terreno”.
ESCALAFÓN MILITAR
Se establecen los ascensos de acuerdo con la papelería presentada con la que contaba la familia, ya que como una gran ironía en el destino del señor Galindo, éste había perdido sus despachos por lo que no se podía precisar las fechas de sus ascensos, sin embargo, la Secretaría de la Defensa Nacional, con base en las Certificaciones de los Jefes Inmediatos que consiguiera su hijo José Galindo Valdés y con documentos que guardaban en un baúl, establecieron lo siguiente:
- Causa Alta como Soldado, el 20 de noviembre de 1910.
- Capitán 1º, el 13 de junio de 1913, en virtud de operar con fuerzas a su mando.
- Mayor, 10 de septiembre de 1913, ratificado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, según certificó el general Ernesto Santos Coy.
- Teniente Coronel, el 15 de agosto de 1914.
- Coronel de Caballería, el 15 de enero de 1915, y
- General Brigadier, grado conferido el 21 de noviembre de 1915 por don Venustiano Carranza, encargado del Poder Ejecutivo de la Nación. Éste Grado otorgado fue por “Romper valientemente un sitio en Izúcar de Matamoros, Puebla”, el cual le habían tendido los federales y al conocer Carranza esta hazaña, en la cual solamente pierde a tres soldados al aniquilar por sorpresa a los enemigos.
Los últimos grados, fueron conferidos por don Venustiano Carranza según los autógrafos y despachos respectivos, pero además de esto, el mayor elogio para don Eusebio, se asienta también en su Hoja de Servicios, “No disfruto de licencias, ni tuvo castigo alguno”.
En sus manos ondeo victoriosa la Bandera del Primer Regimiento “ZARAGOZA” en varios combates llevados a cabo con sus enemigos. Fue su guía, su esperanza, para con esta enfrentar al que se pusiera enfrente, limpiando los caminos de la Patria, la tuvo con la misma fuerza con la que la enarboló y como único tesoro de su vida hasta su muerte.
Estaba confeccionada con seda pura con letras y alegorías bordadas en canutillo de oro, con los colores, verde, blanco y rojo. Ostenta un águila al centro de frente, con una delgada serpiente suspendida del pico y arriba dice “EJÉRCITO CONSTITUCIONALISTA”, más abajo 1er. R. “ZARAGOZA” y bajo los laureles que pisa el águila, se encuentra escrito: BRIGADA DEL NORESTE.
Sin duda, dicha Bandera fue de incalculable valor familiar al fallecer el General, pero también encerraba un gran valor histórico y militar, por lo que el 18 de diciembre de 1957, el hijo del General, José Galindo Valdés, la donó. Fue hasta tres años después cuando la viuda del general Galindo, recibió un oficio remitido por la Secretaría de la Defensa Nacional, en específico el 1º de noviembre de 1960 y en el cual se le da respuesta sobre el destino de ésta.
“La Bandera que le facilitó al C. General Brigadier Roberto Siller Silva, se encuentra en poder de esta Secretaría, la cual considera que por el brillante historial que posee, debe de estar en un sitio de honor del Museo Militar, en donde se cuenta con los medios más apropiados para su conservación y, puede ser venerada por nacionales y extranjeros, quienes conocerán las hazañas bélicas en que participó, así como los nombres de los Comandantes del glorioso Primer Regimiento de “ZARAGOZA” que ofrendaron sus vidas por llevarla siempre victoriosa y a quienes la Patria, reconoce como sus hijos predilectos”.
Siempre se desempeñó con honradez, eficacia y disciplina, todas las comisiones asignadas a su Brigada como a su persona, conduciéndose con dignidad y a la altura de su deber, siendo elogiable la conducta que se le observó tanto como civil, como militar, según se asienta en la Hoja de Servicios que la Secretaría de la Defensa Nacional le remite el 20 de septiembre de 1952 a doña Celia Valdés viuda de Galindo.
Todavía un año antes de su muerte en 1944, le hormigueaban las manos por empuñar un fusil y salir a disparar. Falleció a los 76 años, 7 meses y 16 días.
El pensamiento de este valiente soldado, quien llegó a ser General Brigadier, por riguroso escalafón, así lo aseguraba el insigne carrancista Pablo González Garza, general en Jefe de los ejércitos constitucionalistas.
Murió pobre, en su domicilio de la calle Gobernador No. 209, en la ciudad de Saltillo, a los cinco minutos del día 19 de marzo de 1945, y a las 1700 hrs. se efectuó su funeral, en el cual hubo diversos oradores, quienes pusieron de relieve, los dotes y virtudes del general, cuyo cadáver fue acompañado por numerosas comisiones, la Comandancia de la Guarnición y viejos amigos de armas.
A partir de ese día, se le concede la cuota mensual de $ 200.92, equivalente por los haberes que disfrutaba el finado, de acuerdo a los ocho años con 22 días de tiempo de Servicio Efectivo; recibiendo doña Celia Valdés la notificación el 30 de abril de 1953, acompañando la misma, el Primer Cheque, por sueldos de la Tesorería de la Federación. Aunque para enero de 1957, se le informa que aumenta la pensión a $ 485.85 pesos, por acuerdo presidencial, pero sin embargo, en agosto de ese mismo año, se le notifica que, la cuota mensual es incorrecta y que la pensión será ajustada a la cantidad de $ 396.15 pesos, pero bueno, no todo terminó ahí, en una carta enviada por la pensionada, que envió a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en donde mencionaba que se le había descontado lo que según el oficio en cuestión, se le había liquidado de más hasta el 31 de agosto de 1957, por lo que en la misma, revela la forma de vivir de su familia, la cual se encontraba en condición económica difícil, debido a padecer enfermedades por su avanzada edad y que tomando en cuenta el alto costo de la vida, solicitaba de la manera más atenta, de ser posible, la pensión que hasta la fecha recibía, se aumentara en la cantidad que ellos consideraran, pero que se aumentara, con la finalidad de aliviar en parte la situación económica. Doña Celia falleció el 3 de febrero de 1973.
El general Galindo, se le caracterizó por la pasión que día a día lo hacía levantarse, esa pasión, era “La Patria”, sus manos empuñaron y dispararon armas libertarias, idea con la que vivió siempre, lejos del poder, de la vanidad y de la gloria…Al final del recorrido en su vida, sólo un puñado de documentos que avalaban su desempeño en las fuerzas militares, ese puñado de papeles viejos, para unos, para él fue su vida… cartas, telegramas, papeles que cabían en un sobre tamaño carta o si muy exigente se pone el lector, pónganle un tamaño oficio, papeles, documentos, que explican una historia de vida en la Revolución…Revolución de la que ahora como mexicanos disfrutamos pues crearon los Derechos y Obligaciones, así como las Instituciones que día a día utilizamos, dándonos Identidad Local, Regional y Nacional, a través de hombres ejemplares que como el General Brigadier Eusebio Galindo de la Fuente, marcaron, señalaron y dieron rumbo, además de su vida por el México de hoy…
CRONISTA DE ARTEAGA
Arq. Mario Alberto Monjaráz De León
Villa de Arteaga, Coahuila de Zaragoza
Miércoles 14 de Agosto del año 2024