01/03/2024
Cuando un LOBO pierde la lucha contra otro lobo y se da cuenta que no tiene ninguna posibilidad de ganar, el lobo perdedor ofrece pacíficamente a su oponente su yugular, como para decir "perdí, vamos a terminarlo".
Sin embargo, en ese momento sucede lo increíble: el lobo ganador, inexplicablemente, se paraliza a sí mismo.
Una fuerza milenaria le impide matar a quien tiene la humildad de reconocer la derrota.
Un mecanismo primario, incrustado en el ADN o más allá, se dispara en el lobo ganador y le recuerda que la especie es más importante que el placer de eliminar a su oponente.
¡Qué maravilloso reloj instintivo!
Nadie llamaría cobarde al lobo que se rinde, ni al que paraliza por misericordia, el milagro simplemente sucede.
No hay perdedor , no hay ganador.
Los dos lobos se separan y la rueda de la vida continúa.
¡Ojalá los humanos aprendieran de los lobos en lugar de seguir matándose unos a otros por orgullo y sed de poder!
Encontramos todas las respuestas, liberando tu energía y observando el lenguaje de la naturaleza.
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