19/02/2024
El de , ventana a la visión náhuatl del universo
Luis Alberto Ortiz Laguna
arqueólogo
Imagina que la escultura del “Ollin de Tepeapulco” es una imagen. El instante quedó grabado en el tiempo tal como el realizador lo proyectó. La imagen mide un poco más de medio metro por cada lado. Esta hecha en basalto, una de las piedras más frecuentes en el Altiplano Mexicano.
Esta “instantanea” nos conecta con el pasado. En algún momento entre el siglo XV y XVI, fueron acomodados la composición visual de la pieza. Vistos de frente, aparecen los glifos tochtli, cóatl, copil, Ollin (que le da nombre a la pieza), todos ellos con un numeral uno excepto el Ollin que tiene un numeral 4 que rodea el glifo en cuatro esquinas de un rectángulo.
Los especialistas han encontrado que cada uno de los glifos forma parte de una historia sagrada. El más conocido es el Ollin cuya presencia implica recordar el relato de los Soles que alumbraron el mundo y la creación del Sol que hoy nos ilumina mediante el sacrificio de los dioses en Teotihuacan. ¿Y los demás glifos?
El Tonalpohualli, es uno de los calendarios sagrados mesoamericanos. Esta cuenta de días estaba relacionado con los ciclos lunares, era usado en entornos rituales y de adivinación y estába asociado a la Creación del Mundo y del Hombre mesoamericano. Para entender los demás glifos consultaremos este documento. Aunque una parte de la escultura aparece mutilada, intentaremos entender el resto de la “imagen”.
La fecha Nahui Ollin, representando el Sol de Movimiento, es como el punto focal de la fotografía, iluminando el paisaje mesoamericano. Aunque la "foto" está incompleta, los glifos como 1 ocelotl y 1 coatl, son como elementos visuales que nos llevan a descubrir la conexión con deidades como Quetzalcóatl y Xiuhtecuhtli. A pesar de los retos, incluso el glifo tochtli, vinculado al pulque, la Luna y la agricultura, se vislumbra en la imagen.
En el centro de esta imagen esculpida, destaca una figura triangular, recordándonos la estética de una foto de paisaje. Esta figura se enmarca en una base cuadrangular, evocando visualmente al Árbol de Apoala.
Una vez identifcados estos glifos el trabajo continua al ensamblamblar nuevas capas de significado. No podemos dejar de observar la maestría técnica aplicada a la escultura y que además pudo estar colocada en un edificio lo que implica la idea de permanencia, no sólo en el material de manufactura sino también en la profundidad de los conceptos. El tonalpohualli fue un calendario que enfatiza una continuidad cultural basada en ciclos.
Existe un consenso entre los investigadores del mundo mesoamericano en observar que las imágenes o lo sagrado tiene que ver la regulación de la conducta. Es decir, tanto los participantes de la imagen como el mismo soporte en el que fue elaborada, todos ellos estan diseñados para perdurar apesar de las dificultades. También podemos observar que las imágenes no sólo son expresiones artísticas, también son portadoras de significados profundos que impactan la vida cotidiana. La “visión del mundo” entendida en antropología como un tipo de conexión con lo sagrado, ya es una guía de conducta individual y colectiva. Es decir, recordamos el valor de los dioses en la creación del Sol, entonces le toca al hombre la valentía y responsabilidad para que, mediante sus propios sacrificios, mantengan al Sol en movimiento.
Una vez realizado el trabajo de entender a que podría referir el “Ollin de Tepeapulco” comienza una verdadera exploración que puede parecer un gran laberinto de historias y conceptos. Al igual que los antiguos mexicanos, hoy necesitamos ser responsables al interpretar nuestro pasado y jamás perder de vista que la narración silenciosa de dioses, situaciones y responsabilidaes también se encuentra condicionada por nuestra propia concepción del mundo. Al comprenderlo obtenemos una visión más profunda de la riqueza cultural y moral que nos define.
Ollin de Tepeapulco (No. Inv. 10-213866 INAH)