16/09/2020
LA CUEVA DE LOS TIBURONES DORMIDOS
Resulta que cerca de Isla Mujeres en el Caribe Mexicano, un humilde pescador de langosta llamado Carlos García, pero más conocido por los isleños como “Válvula”, un buen día se introdujo en buceo libre al interior de una cueva de un paraje cercano conocido como “Los Cuevones” y cual sería su sorpresa al encontrase que el lugar estaba habitado por cerca de una decena de tiburones, entre los que destacaban las enormes tintoreras. Espantado y despavorido, salió como estampida del lugar, no sin antes hacerte notar que realizaba su inmersión en buceo libre, es decir, con solo el aire contenido en sus pulmones.
Intrigado, días después ante la insólita conducta de los marrajos, consiguió un equipo de buceo autónomo y regresó al lugar, mismo que había tenido la previsión de posicionar con referencias de la cercana costa. Equipado pues con tanque y regulador, “Válvula” se sumergió nuevamente y con todo cuidado se acercó a la Cueva de los Tiburones, como ya la había bautizado. Acompañado de una linterna submarina entró, casi sin moverse, llevado solo por la corriente al interior de la oscura caverna submarina. Allí, para su sorpresa, estáticos, inmóviles, como gigantescos monumentos inmóviles, pero con vida, estaban las temibles tintoreras. Cautelosamente, casi sin respirar, temiendo ser visto, con el corazón en un hilo y con la luz de su linterna apagada, “Válvula” permaneció quieto unos minutos, que le parecieron una eternidad, hasta que sus ojos se acostumbraron a la mortecina penumbra, provocada por la escasa luz que se filtraba a través del resquicio del coral en la Cueva de los Tiburones Dormidos.
El pescador de langosta no podía creer lo que estaban contemplando sus ojos: ¡tiburones dormidos!. Nuevamente, con la luz apagada, sigilosamente y sin hacer el menor ruido, se lanzó a la superficie a la que llegó con el corazón agitado y el semblante intrigado. ¿como era posible que los tiburones estuvieran descansando, cuando a él le habían platicado que nunca dormían’. ¡¡¡no lo podía creer!!!. ¿Tiburones durmiendo?. No puede ser. Regresó a Isla Mujeres y al hacer público su comentario, alguien le indicó que se pusiera en contacto con Ramón Bravo, considerado como experto en la conducta de los temibles escualos. Y así lo hizo.
Al principio, Ramón no le creía, más, por no dejar, accedió a visitar a Válvula en Isla Mujeres y bucear en “La Cueva de los Tiburones Dormidos”. Así lo hizo y ¡oh sorpresa!, la realidad superó a lo platicado. Dentro de la enorme caverna, repartidos en varias galerías, reposaban, plácidamente dormidos alrededor de 20 tiburones de las más temibles especies. Había no solo tiburón gata, sino tintoreras, tiburón toro, tigre, de punta blanca, mako, leopardo y otras variedades a cual más peligrosa. Y todos, absolutamente todos, estaban durmiendo de frente a la corriente que penetraba en la cueva. Esto llamó la atención de Ramón, quien en superficie le indicó a Carlos García, que lo conducente, para obtener una explicación científica era la de conocer la opinión de la Dra. Eugene Clark, en ese entonces miembro de la Fundación Oceanográfica Scripps de La Joya en California U.S.A. y experta en la conducta del tiburón.
Un mes después, Válvula, Ramón Bravo y la Dra. Clark se sumergieron nuevamente en la oscura Cueva de los Tiburones Dormidos. Solo que en esta ocasión, Válvula portaba un fusil explosivo submarino, Ramón su equipo cinematográfico y su cámara submarina y la Dra. Clark un par de ayudantes que tomarían nota de la posición y conducta de los marrajos. Así se lograron las primeras imágenes de los tiburones dormidos.
VISITA ISLA MUJERES, Q. ROO, MEXICO