02/02/2021
La hacienda de San Juan Bautista Tabi, en la carretera que nos lleva a Yaxcabah, fue de las pocas de producción diversificada, cuyos cultivos más importantes fueron la caña de azúcar y el maíz. La fachada de su casa principal es suntuosa, con doble arquería y en su iglesia cuenta con un magnífico retablo. La planta de las haciendas ganadero-maiceras estuvo integrada por la casa principal, la capilla, las casas-habitación para los diferentes estratos de la población que sostenía la hacienda; las construcciones de servicios y producción; los corrales y la noria siempre cercanos a la casa principal; los terrenos destinados a la producción agrícola y ganadera y los de reserva.
La casa principal tuvo un papel importante dentro del conjunto, ya que su emplazamiento fue eje directriz en el ordenamiento espacial. Su disposición tomó en cuenta factores climáticos dado el calor y la humedad de la región. Se buscó la circulación cruzada del viento y la protección del sol, condicionamientos a los que se apegaron la generalidad de las construcciones, de planta abierta longitudinal, con corredores techados que protegieran las fachadas, desde donde se pudiese controlar visualmente el desarrollo de todo el conjunto.
También en la distribución espacial de las haciendas tuvo influencia la concepción indígena del solar, que vincula de forma permanente la vivienda y el terreno. Así, la casa principal se ubica en el interior del terreno, en un espacio preferente, ligado al exterior, nunca fuera o cercano a éste. La hacienda henequenera recibe este legado estructural al que añadirá nuevos elementos de acuerdo a las exigencias del proceso manual e industrial del agave.
Aunado al hecho de que las instalaciones de San Juan Bautista Tabi contaban con una estructura típica, y a que en el área de su entorno existían vestigios mayas, y flora y fauna en peligro de extinción, fue adquirida por el gobierno estatal para desarrollar el proyecto de recuperación ecoarqueológico.