09/09/2019
Hay un periodo en que los padres vamos quedando un poco huerfanos de los propios hijos... Ya no los buscamos más en las puertas de las discotecas y en las fiestas. Pasó el tiempo del piano, el ballet, el inglés, natacion y el karate. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas.
Deberíamos haber ido más junto a su cama al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia... Y a los adolescentes cubrecamas de aquellas piezas llenas de calcomanías, "posters, agendas coloridas y discos ensordecedores..
Ellos crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto... llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos y primeros amoríos.
Llega el momento en que sólo nos resta quedar mirando desde lejos, torciendo y rezando mucho para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad, y que la conquisten del modo más completo posible.
El secreto es esperar... En cualquier momento nos pueden dar nietos... El nieto es la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos, y que no puede morir con nosotros... por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño... Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto.
Así somos, sólo aprendemos a ser hijos después que somos padres, sólo aprendemos a ser padres después que somos abuelos...
- Autor desconocido -
📷 Marucha Fdz. De Aparicio.