29/03/2024
SEMANA SANTA EN LOS ANDES
En días como hoy, la iglesia Santa Ana de Singa (Huamalíes, Huánuco), acogía a muchas personas de fe, entre ellas a mi abuela Livia, a quien acompañaba cuando yo era niña.
Los jueves y los viernes de Semana Santa eran días sagrados y estaban cargados de recogimiento, fe y tradición. Durante el día hombres y mujeres construirán andas con flores, telas y maderas para llevar la procesión de la pasión y muerte de Jesús a las principales calles del distrito. En la iglesia, había hombres vestidos de blanco que hacían custodia a los altares y las velas encendidas. A las niñas también, se les ponía vestidos blancos para llevar flores (a ellas se les denominaba las ñustas), la comunidad previamente organizada, alistaba velas, cantos, rezos; y contrataba banda de músicos para acompañar a la procesión.
Por otro lado, en días previos a la Semana Santa, las familias amasaban panes y preparaban dulce a base de durazno, harina y/o calabaza, chancaca, entre otros insumos, era un potaje que se hacía con el fin de compartir con la familia y la vecindad que participaba en la procesión.
Durante el día se comía pescado, que llegaba congelado o disecado desde la costa o con suerte algunos conseguían trucha del río, estaba prohibido comer carne hasta el sábado de gloria, día en el que se celebraba la resurrección de Jesús, con alegrías, muchas flores y devoción. En algunas ocasiones iban sacerdotes a celebrar la misa, sino un cantor desarrollaba la celebración litúrgica en la iglesia.
Así culminaba la Semana Santa, después cada familia retornaba a sus hogares con la fe renovada y la misión cumplida, hasta el siguiente año.
By. Sadith Vela