19/05/2018
LA VIAJERA EN GESTACIÓN…
Por: Jesús Claros
Hace unos años abrí una agencia de viajes para vender pasajes por vía terrestre desde Lima con destino a Asunción, pasando por Bolivia y con conexión a Buenos Aires, Argentina y Sao Paulo, Brasil; aprovechando que venía la empresa de transporte terrestre Stel Turismo desde Paraguay y necesitaba de una oficina que le venda los pasajes.
La oficina se ubicó en donde estaban los talleres de reparación de buses de Roggero, en la esquina de las Avdas. Tomás Marsano y Angamos (ahora es un centro comercial) y como el espacio era amplio se usaba también para el embarque y desembarque de los pasajeros.
Una tarde, vinieron dos señoras, la más joven en evidente estado de gestación. La mayor pregunta por pasajes con destino a Buenos Aires, le damos el precio y deciden comprar un pasaje de ida para la joven gestante. Compran un boleto y se retiran. El bus partía dos días después.
Al día siguiente viene una pareja (un hombre y una mujer) y preguntan si ha comprado pasaje (da el nombre) y la encargada de la venta de pasajes le dice que sí ha comprado, pensando que era un familiar y que tal vez quería viajar también. Para su sorpresa la señora le increpa y le dice que esa pasajera no debe viajar. La counter trata de explicarle que la persona que ha comprado tiene que viajar porque no sabría cómo decirle que no viaje si ya compró su pasaje y tras un largo intercambio de palabras, la pareja decide irse, pero alertan que van a regresar.
Al día siguiente, día del viaje, la pareja última llega temprano y se queda en la entrada del local, no sabemos qué va a ocurrir, cuando aparezca la viajera en ciernes. En tanto otros pasajeros que ya habían comprado pasajes se acercan a la oficina con sus equipajes, además acompañados de las familias que vienen a despedir a los viajeros.
En eso vemos aparecer a la gestante que viaja y viene acompañada de la señora mayor (después nos enteramos que era su mamá) y un señor. Desde lejos vemos que comienza una discusión, luego dos hombres (parejas de las señoras) se comienzan a pelear, hay gritos, un escándalo, llaman a la policía, nosotros mirábamos de lejos. Al rato viene un patrullero.
Los policías intervienen a las personas de la gresca. Luego dos de los policías se acercan a la oficina y nos preguntan si son pasajeros que van a viajar, le argumentamos que de todos ellos, solo una. Los policías piden autorización del bus, permisos de estar allí, permiso de salida al exterior y una serie de documentos y nosotros comenzamos a entregar lo que solicitan, sin saber aún qué pasaba.
La chica en gestación llora y la otra señora argumenta que ella no debe viajar y nosotros no sabemos el por qué, así es que decidí reunirme con la señora en privado para saber porque cuestionaba el viaje, aparte que los demás pasajeros pedían que ya salga el bus, pues ya estábamos como dos horas en esa discusión, con policías en la oficina y muchos curiosos tratando de ver en que termina este embrollo.
La señora me confiesa que quien ha enviado el dinero para comprar el pasaje para que viaje esa joven era su hijo, el novio, que vive en Argentina hace más de un año y ahora como iba a viajar esa chica con cinco meses de gestación, acaso su hijo la había embarazado por teléfono? Me pregunta. Entendí la situación y había que buscar una salida ante tal situación.
Mientras dejo a la reclamante un momento, aprovecho para instruir a la counter para que le diga a la viajera que tome un taxi se vaya hasta la altura de la bolichera (cerca a Atocongo) y que allí espere al bus y que se vaya, ya.
Retorno donde la señora y le digo que efectivamente tiene razón y que la chica en gestación no debería viajar, pues que va a decir su hijo al encontrarla en ese estado. Argumento que la gestante y sus acompañantes ya se han retirado. Estaba presionado por ese incidente, por el bus que tenía que partir, por los pasajeros que no tienen culpa alguna y por los policías que están interrogando al personal.
Los policías luego de revisar los documentos solicitados y ven que todo está en orden, optan por retirarse (la verdad no sé qué tenían que revisar, pero en fin). Aprovecho para instruir a la tripulación para que partan, les pido disculpas a los pasajeros por el retraso que ya era un escándalo y las familias que habían ido a despedirlos que intercambiaban comentarios y sonrisas cómplices.
Ordeno que salga el bue, ya todos se retiran y yo con incertidumbre. Dejo pasar los minutos y después de un tiempo prudencial llamo por celular a la tripulación del bus y les pregunto: ¿la pasajera?, ya subió me contestan… la otra historia en Argentina no la sé.