10/06/2023
Un día como hoy 7 de junio
EL MORRO DE ARICA LO RECUERDAS?
Era el 1 de junio de 1880. Francisco miraba en la bahía de Arica al monitor "Manco Cápac", única defensa naval que tenían los 1,600 defensores del último bastión de la integridad nacional, mientras tenía en la mano el telegrama con la peor noticia que podía recibir: Tacna había caído en poder del enemigo y ahora, éste, enrumbaba hacia el coronel de 64 años...
Observaba al "Manco Cápac", cuyas calderas estaban poco menos que inservibles y con las justas podía generar una propulsión de 2 nudos (3,7 kilómetros por hora), por lo inútil de lo invertido en dicha nave, pensando en un desembarco chileno por Arica, cuando el ejército invasor venía por tierra desde Chacalluta (unos 18 kilómetros al Norte)...
Ese mismo 1 de junio, el regimiento de Cazadores a Caballo y el escuadrón Carabineros de Yungay de Chile, capturaban al ingeniero peruano don Teodoro Elmore y a su ayudante, el teniente don Pedro Ureta, quienes ocultos en un matorral a 500 metros de un regimiento enemigo, intentaron hacerlos explotar activando un campo minado, justo donde los chilenos habían acampado en las riberas del río Lluta, como abrevadero para sus caballos...
De 10 minas, estalló 1...
Ni Elmore ni Ureta revelaron qué otros campos estaban minados camino a Arica (porque realmente no lo sabían, debido al desorden de las obras de fortificación de aquella plaza), pero bastó que reventara esa mina para que los chilenos ubicaran el alambre conductor y lo siguieran...nada más... mientras terminaban de reparar el puente de la vía férrea sobre el Lluta...
Posteriormente, cuando la detección de minas se dificultó, los chilenos improvisaron una salvaje alternativa: ataban a sus caballos oficiales peruanos prisioneros de guerra, y espantaban al animal hacia lo que creían campo minado...
Al subteniente don Lizardo Benavides, del Batallón 23 de Diciembre Nº69, del 3er Cuerpo del Ejército Peruano, lo utilizaron de detector humano de minas terrestres, una de las cuales le voló una pierna, muriendo días después...
En Arica, mientras tanto, a Francisco se le amargaba la boca al ordenar den de baja por desertor al coronel Agustín Belaúnde, jefe del Batallón Piérola, el único que huyó al intuir lo que se venía...
Al día siguiente, Francisco enviaba un telegrama al prefecto de Arequipa:
"Arica. 2 de junio de 1880. Enemigo todas armas trasladadas trenes. Encuéntranse acampados 2 leguas (10 kilómetros) esta plaza. Esperamos mañana ataque. Resistiremos...".
El 4 de junio, el regimiento Buin N°1 de línea; el 3° y 4° regimiento; el batallón Bulnes; el regimiento Lautaro; Carabineros de Yungay; Cazadores a Caballo y 600 artilleros para los 28 cañones de diferentes calibres, abordaban los vagones del tren a Arica, sumando un total de 5,3 mil soldados chilenos, los que finalmente cruzaron el río Lluta...
El 5 de junio, los chilenos se amanecieron emplazando su artillería de campaña en los cerros al Este al Morro de Arica...
El general chileno Manuel Baquedano llama a su tienda al sargento mayor José de la Cruz Salvo para que llevara este mensaje al jefe peruano de la plaza:
"Comuníquele que se rinda por capitulación y evite un infructuoso derramamiento de sangre, ya que toda resistencia es inútil, pues el ejército de Tacna hecho pedazos, no podrá prestarle auxilio alguno, y además contamos con un ejército numeroso que sitiará la plaza, o la tomará por asalto".
El mayor chileno saludó, chocó talones y enrumbó a cumplir la orden encomendada...
Eran las 6 am del 5 de junio de 1880, cuando un soldado del Batallón Granaderos de Tacna con rifle en mano no despegaba la mirada a un De la Cruz Salvo quien se apeaba del caballo frente a una vieja casona azul de 2 pisos y un balcón, la cual servía de cuartel general a Francisco, al pie del Morro y cuya fachada miraba en dirección a la Calle Real del puerto ariqueño...
Un capitán peruano ingresó entonces al salón principal de la casona, de unos 8x6 metros; una modesta mesa de pino (hecha por el carpintero del "Manco Cápac"); escasos sillones desvencijados y una banca del mismo pino de la mesa...
Al fondo del salón había una sencilla cama de campaña...
El choque de talones del capitán distrae a Francisco que concentrado y lápiz en mano, analizaba un plano de Arica...
"Mi coronel, ha llegado el parlamento del enemigo", le dijo el oficial peruano y Francisco respondió lacónico: "Que pase".
Francisco se levantó y ordenó su paletó o casaca azul con botones de metal, uniforme que completaba un pantalón de paño grana (rojo), para recibir cortésmente al oficial chileno...
"Mis respetos, señor coronel", fue lo primero que dijo De la Cruz Salvo a Francisco quien correspondió con un "gracias, señor mayor...Dígnese usted tomar asiento"...
Salvo se sentó en uno de los sillones y Francisco en el extremo de la banca de madera, cerca de su invitado...
"Señor coronel, una división de más de 5 mil hombres se encuentra casi a tiro de cañón de la plaza...", inició el diálogo el oficial chileno.
"Lo sé...Aquí somos 1,600 hombres decididos a salvar el honor de nuestras armas...", respondió Francisco con una pausa que no podía creer Salvo, a quien sólo le quedó repetir al pie de la letra el mensaje de su superior...
Francisco miraba fijamente a Salvo para cuando éste terminó de hablar y pronunció calmo, sin levantar ni engolar su voz, las palabras que lo elevarían a la selecta parcela de los héroes inmortales:
"Está bien, señor mayor, pero estoy resuelto a quemar el último cartucho...".
Hubo tanta solemnidad en ese instante de aquella mañana de junio de 1880, que Salvo olvidó por un momento que aquel anciano coronel era el enemigo, y lo observó como un simple soldado miraría a Aquiles u a otro guerrero mitológico...
Al volver en sí, el mayor chileno recuperó la rigidez en su rostro, se cuadró ante Francisco y dijo: "Lo siento señor coronel, Mi misión ha terminado"..., acto seguido mientras el coronel peruano acompañaba a la puerta al oficial chileno, éste se detiene en el dintel e insiste:
"Todavía hay tiempo para evitar una carnicería...medítelo usted, coronel"....
La sangre de las venas bañó el rostro de Francisco, quien esta vez sí, levantando la voz, respondió a Salvo:
"Repita usted a su general que quemaré hasta el último cartucho".
Aún se escuchaban los cascos del caballo del oficial chileno retornando a su emplazamiento, cuando Francisco convocó a los 14 principales jefes de la plaza para una junta de guerra...
Ingresaron al mismo salón, el coronel don José Joaquín Inclán Gonzáles Vigil; coronel don Justo Arias y Aragüez; coronel don Marcelino Varela Barrios; coronel don Alfonso Ugarte y Vernal; comandante de la Marina, don Juan Guillermo Moore Ruiz; comandante don Manuel C. La Torre Barbachán; comandante don Ramón Zavala Suárez; comandante don Francisco Cornejo Arriaga; comandante don Benigno Cornejo Arriaga ; comandante don Francisco Chocano Soto; comandante don Mariano E. Bustamante y Mantilla; comandante don Juan Pablo Ayllón y Herrera; el teniente coronel argentino don Roque Sáenz Peña y el capitán de fragata don José Sánchez Lagomarsino (comandante del "Manco Cápac").
Francisco les presentó el cuadro de la situación y su respuesta al parlamentario chileno, a lo cual, sin necesidad de pedirles su respaldo, escuchó primero de los viejos coroneles Inclán y Arias Aragüez, junto al comandante Moore y Zavala, seguidos luego por todos los jefes, su voto unánime:
-"¡Combatiremos hasta morir!"...
A las 8 am del 5 de junio de 1880, truenan los cañones de Baquedano asestándole las primeras heridas al Morro de Arica, cuyas Baterías Norte y Este responden iniciando un intercambio de fuegos que duró más de 8 horas...
Ésta era sólo la retreta, la antesala al in****no...
Francisco y sus mandos de la Plaza de Arica distribuían a la 7ª y 8ª División de la mejor manera que los poquísimos recursos se lo permitían...
Ello representaba distribuir el despliegue del Batallón Artesanos de Tacna Nº29, de 391 soldados armados de fusiles Peabody; el Granaderos de Tacna Nº31, de 218 soldados armados de fusiles Re*****on; los Cazadores de Piérola de 198 con Chassepots; el Tarapacá Nº23, con 216; el Iquique Nº33 con 302 (estos 3 últimos batallones armados con fusiles Chassepot)...
En la Batería del Morro había 160 artilleros; en la Batería Este, 92 artilleros y en la del Norte, 76 (todos armados con Chassepot).
El que escribe culminará esta crónica con el invaluable testimonio del comandante don Manuel C. La Torre, jefe del Detall (responsable administrativo militar de la plaza) y testigo de aquel momento histórico:
"Jefatura del Detall de la Plaza y Baterías de Arica...A bordo del (transporte chileno) 'Limari'. Arica, julio 9 de 1880...Señor Secretario de Estado en el Despacho de Guerra....
"...El día 6 (de junio de 1880) a las 12:50 pm principió de nuevo el bombardeo de las baterías enemigas de tierra, al que se aunó poco tiempo después el de por mar por el (v***r chileno) 'Loa'; (cañonera chilena) 'Magallanes'; (goleta chilena) 'Covadonga' y la (fragata blindada) "Lord Cochrane'.
"Un tiro de la batería (peruana) San José acalló los fuegos de una batería de 4 cañones, la más baja de las que había colocado el enemigo...
"Las baterías Santa Rosa, Dos de Mayo, el Morro y el (monitor peruano) 'Manco Cápac', que abandonó su fondeadero y salió al encuentro del 'Cochrane', contestaron los fuegos del mar...
"Terminó el combate a las 4:30 pm, hora en que la batería San José obligó a la retirada al regimiento Lautaro, que se aproximó por la parte Norte hasta el varadero del Wateree (NdR: así llamado por encontrarse en ese lugar los restos de dicho buque americano naufragado en el maremoto de 1868).
"A las 6 pm, el ingeniero Teodoro Elmore, que en días anteriores había sido hecho prisionero en Chacalluta, se presentó al jefe de la plaza con el carácter de parlamentario, para inquirir de él, si se hallaba dispuesto a entrar en arreglos, cubierto como se hallaba ya el honor nacional, y el de las fuerzas defensoras con los días de combate habidos...
"El jefe de la plaza, de acuerdo con la junta, se negó a reconocer al señor Elmore con el carácter de parlamentario y le despidió indicándole contestar: que sólo estaba dispuesto a recibir parlamentarios en forma y con arreglo a las prescripciones militares del caso...
"Ocupados estaban los puestos de defensa en la noche del 6 al 7 en la forma siguiente: 8ª División a la defensiva de las baterías del Norte y la 7ª a la de las baterías del Este, distantes casi 4,8 kilómetros una de otra división...
"La noche fue completamente oscura y a las 5:30 am, cuando aún no había luz para distinguir los objetos a 1 kilómetro de distancia, un cañonazo de las baterías del Este, al que siguieron otros, anunció la proximidad del enemigo por ese flanco...
"Pocos momentos después rompíose el fuego de fusilería y se trabó reñido combate...".
Manuel C. La Torre”.
El in****no se había desatado.
Francisco nota media hora después de iniciada la toma enemiga de Arica, que una ola de soldados chilenos superaba toda la contención por el flanco Este, tapizando de cadáveres peruanos dicho sector, por lo que ordena acometa la 8ª División para cubrir dicho flanco.
Raudos enfilaron los Batallones Iquique y Tarapacá, pero fatal fue el escenario que encontraron al ver a las líneas peruanas del Este, replegarse diezmadas y a la carrera hacia los parapetos del Cerro Gordo, en la cima del Morro.
El coronel Zavala y Roque Sáenz Peña se interpusieron entre las tropas peruanas y sus perseguidores rompiendo fuegos al instante, pero no pasaron minutos cuando se vieron flanqueados por el mayor número de tropas enemigas, que ya estaban coronando el morro.
Ambos oficiales ordenan el repliegue hacia Cerro Gordo para resistir en ese punto a como dé lugar y en el camino iban cayendo, por puñados, peruanos acribillados por fusilería chilena que aumentaba cada minuto…pero llegaron a los parapetos y dieron pelea por 1 hora...
El coronel Zavala murió disparando desde su parapeto...
En ese momento, empezaron a silenciarse los Chassepot pues los percutores colapsaron, dejando desarmados a batallones enteros...
El comandante Moore, le fue imposible poner en ángulo los cañones por la inclinación del terreno y corta distancia que había con el enemigo, por lo que ordena reventar dichas piezas de artillería...
Sólo pudo reventarse un cañón Voruz pues con los demás no había artillero vivo que hiciera esa tarea...
Moore y sus hombres se repliegan disparando a la Batería Alta del Morro, donde se encuentran con Francisco, con el coronel don José Joaquín Inclán; coronel don Justo Arias Aragüez, el coronel argentino don Roque Sáenz Peña; comandante don Mariano E. Bustamante; el teniente coronel don Ricardo O'Donovan Córdova; comandantes don Francisco y don Benigno Cornejo; los sargentos mayores, don Armando Blondel Suárez, don Felipe Antonio de Zela Vidal y don Fermín Nacarino Mendoza, entre otros...
El monstruo de la guerra se abalanzó sobre Francisco con una lluvia de balas de 4 regimientos de línea y 1 batallón, o sea, más de 6 mil enemigos con toda su Artillería y Caballería...
Francisco vio el manto de cadáveres peruanos, adolescentes muchos, y decidió que había llegado el momento cuando la sangre superaba a las balas, de parar la batalla...
Ordena a viva voz que se suspendan los fuegos, pero el ma***to fragor de la guerra apagó sus órdenes, las dos veces que la impartió...
Viendo aquello, el coronel don Alfonso Ugarte emprende veloz cabalgata al flanco de la batería que no escuchaba la orden del superior...y nunca más regresó vivo...
Moore ordena al capitán don Daniel Nieto reventar los 5 cañones de la Batería Alta, y éste a pesar de su esfuerzo sólo pudo reventar un Vavasseur, retornando a su puesto en donde vio a Francisco encarar al enemigo sin disparar, pero éste, envenenado de furia y odio salvaje (aquel que brota de los hombres en las guerras), sí disparó, pero no 1, 2 rondas...
Francisco cae herido a la primera andanada de disparos de fusilería, y en el suelo, miró a sus camaradas junto a él, como se comprometieron en la hora final y les ordenó: "No hay que rendirse, ¡Viva el Perú!"....
Por la espalda, entonces, un soldado chileno tomó impulso con la culata de su fusil, e hizo estallar el cráneo de Francisco en mil pedazos...mientras Moore caía casi en ese mismo momento, cumpliendo la palabra de reivindicar con su vida la pérdida de la fragata "Independencia" en mayo de 1879.
Otro soldado enemigo, viendo inerte el cadáver de Francisco, reclinado sobre un parapeto de la batería, alzó su bota sobre uno de sus hombros y le arrancó las presillas de coronel...
Eran las 8:39 am del 7 de junio de 1880 y el revólver de Francisco tenía el último cartucho disparado...
Y como sanción de los cielos, el estruendo de una explosión hace temblar el Morro.
Soldados peruanos hicieron volar, con ellos dentro, los polvorines y 2 cañones Parrot impidiendo que el enemigo aturdido pudiera arriar la Bandera del Perú, desde donde flameaba orgullosa en el mástil de la Batería Alta del Morro de Arica...
Una hora después, la bandera chilena recién pudo remplazarla...
Finalmente, el 4º regimiento de línea chileno tomó a las 8:59 am todo el Morro, y su capitán, Ricardo Silva, recién ordena detener la matanza de soldados peruanos ya rendidos...
En el Morro de Arica terminó una vida esforzada y exitosa del coronel don Francisco Bolognesi Cervantes, aquel hijo de un violonchelista genovés que acostumbraba a cumplir con su deber hasta el último cartucho...y con él lo hicieron también 900 peruanos de su misma estirpe.
Este 7 de junio se conmemorarán 142 años de aquella mañana...No lo asumamos como escolares aburridos con la tarea, sino como peruanos (as) morosos ante una deuda casi impagable, sino es imitando el ejemplo de aquellos 900 peruanos, por quienes aún observamos aquel Morro, como un objetivo por recuperar.
(Fuentes: "Narración histórica de la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia". Mariano Felipe Paz Soldán.1884 y "Francisco Bolognesi" en "Tradiciones Peruanas". Ricardo Palma. 7a. Serie.1885).