06/10/2023
Las " del Cusco"
Realizar un recorrido por las picanterías tradicionales del puede ofrecer más de una sorpresa. Estos lugares aún constituyen espacios en los cuales los cusqueños disfrutan de sus platos típicos, y cada uno de ellos alberga una historia propia. Cuando llegamos al barrio de Santa Ana, nos introdujeron en la picantería de "La Chujcha" y nos presentaron a la señora Plácida Challco, viuda de Acurio, una dama de avanzada edad. Nos dijeron: "Ella es La Chujcha", y el nombre se atribuye a la "cabellera" de la señora Plácida. Originalmente, ella era la anfitriona de esta picantería y solía cuidar su larga cabellera con gran esmero. Fuimos recibidos con un caldo de cabeza y un vaso generoso de frutillada. Luego, disfrutamos de un locro de pecho excepcionalmente sabroso, con una carne tan tierna que podía cortarse con facilidad. Así, comenzamos a conocer esta faceta de la historia culinaria, protagonizada por una serie de familias que preservan tanto la tradición culinaria como los locales que se remontan a unos 50 años atrás.
Los anfitriones de "La Chujcha" nos informaron que la señora Plácida Challco, viuda de Acurio, era tía del senador Gastón Acurio, padre del actual y célebre chef peruano. La picantería de La Chuqcha había sido visitada por celebridades como el expresidente Valentín Paniagua. Entre los platos preferidos de este establecimiento se encontraban los costillares fritos, los pechos dorados, el pepián de cuy y el mondonguito a la italiana en su versión "a la Chujcha".
Luego, llegamos a la Plaza Santiago, donde encontramos "La Lunareja", otra picantería tradicional que bulle de cusqueños al mediodía. Es asombroso observar cómo sus mesas azules se llenan rápidamente de familias enteras de cusqueños que piden grandes platos de trucha frita o lengua adobada.
Continuamos hacia la picantería "La Che Wally", ubicada en la Avenida Alta. Esta quinta cuenta con dos espacios: un patio exterior y una amplia sala interior. Recuerdo la vez en que el antropólogo Ricardo Valderrama nos invitó a este local para celebrar el centenario del nacimiento de José María Arguedas. La Municipalidad del Cusco, junto con la Universidad San Antonio Abad, convocó a un grupo de intelectuales nacionales e internacionales para esta ocasión. Mientras degustábamos platos de choclos con queso, capchi de habas y costillares con caldo, acompañados de chicha y cerveza, entablamos un sabroso diálogo. Participaron Hugo Blanco Galdós, el lingüista Bruce Mannheim y el propio Ricardo Valderrama. El legendario líder cusqueño compartió historias sobre el antiguo Inca de la fiesta del Inti Raymi, quien era amigo de su familia, antes de que fuera reformulado por la comisión designada en 1952.
También hicimos una parada en "La Chomba", ubicada en la Av. Tullumayu. Allí, disfrutamos de deliciosos platos de corazón a la brasa y costillares fritos. Lo peculiar de La Chomba fue que nos acompañó un grupo musical compuesto por cuatro músicos, dos de ellos ciegos que tocaban la guitarra y el charango. Interpretaron versiones particulares de canciones como "Charanguito".
Continuamos nuestro recorrido hasta la picantería "Las Manuelas", donde la señora Sofía Amaut Salazar compartió la historia de este establecimiento. Desde que su abuela tenía su local en la calle Abrazitos, la señora Manuela Ochoa, quien era una figura destacada en la ciudad. Por eso, en el local actual en Tahuantinsuyu, a las hijas se les conoce como "Las Manuelitas". La señora Sofía lleva consigo el recuerdo tanto de la señora Manuela Ochoa, su abuela, como de su abuelo Higidio Salazar. Ambos tenían una devoción especial por el Señor de los Temblores, una tradición que su familia ha mantenido hasta hoy.
La señora Sofía Amaut Salazar nos contó que la mudanza a la calle Atahualpa, donde se encuentra su local actual, ocurrió en 1998, y en el año 2000 se inauguró el nuevo establecimiento. En ese entonces, su abuela aún estaba viva y el local solo ofrecía vasos grandes de chicha. El piso era de tierra, y su abuela cuidaba a los cuyes. Este es el origen de las picanterías cusqueñas: la transformación de las chicherías en lugares que ofrecen platos de la comida tradicional cusqueña. Hoy, quienes visitan "Las Manuelas" pueden saborear la carne a la brasa, un plato que los clientes suelen elogiar, o disfrutar de un guiso de rabo.
Por Pablo Del Valle
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