09/08/2016
Río de Janeiro desde sus miradores, en el podio de la ciudad olímpica.
Tiene millones de miradas puestas en ella, y es que unos Juegos Olímpicos no se celebran todos los días. La que es una de las metrópolis más extensas de toda Sudamérica se aprecia mucho mejor desde las alturas, sobre todo para contemplar su sinuoso perfil y sus grandiosos atardeceres. Pero de su belleza también dan buena cuenta decenas de playas, montañas y bosques tropicales que forman parte del Parque Nacional de Tijuca.
La primera visita obligada en Río de Janeiro es la del Cristo Redentor, la gigantesca escultura que desde el cerro Corcovado intenta abrazar toda la ciudad. En tren cremallera o en furgoneta, subir a esta figura no tiene mayor dificultad que la de lidiar con el exceso de gente que se congrega arriba, así que lo más conveniente es madrugar para regalarse con una de las mejores vistas de la Cidade Maravillosa.
Después de visitar uno de los principales emblemas brasileños, toca vivir la verdadera aventura. Si para los más locos puede ser lanzarse en ala delta desde los 842 metros de la Pedra de Gávea, más fácil pero no menos impresionante resulta subir a lo más alto de Dos Irmãos, los aparentemente inexpugnables morros que cierran la playa de Ipanema.
Otro punto mágico que tiene las vistas más románticas de la ciudad es el conocido Pan de Azúcar, el morro en la boca de la bahía de Guanabara, al que se puede acceder en teleférico. También muy cerca queda la ponta do Arpoador, la roca que separa sus dos famosísimas playas, las de Ipanema y Copacabana.
También único es Vidigal, una de las favelas más chic de Río, que se ha convertido en uno de los rincones más exclusivos y pintorescos de la urbe brasileña, donde además se puede contemplar la ciudad de forma espectacular.
Y NO DEJES DE…
-Disfrutar de Copacabana e Ipanema. A estas dos playas les sobran motivos para estar en el ránking de las más conocidas del mundo: suman más de ocho kilómetros de arenales, un animado paseo marítimo, sol, brisa marina, amigos, cervezas, brochetas de camarones…
-Contemplar uno de los mejores atardeceres del mundo. En Río son espectáculos naturales llenos de luz y color que se proyectan contra el perfil de sus montañas y sobre el mar. Los mejores sitios para verlo son Pan de Azúcar y ponta do Arpoador.
-Visitar Petrópolis. A unos 68 kilómetros de Río, esta ciudad imperial que nació alrededor del palacio de verano mandado levantar por el emperador Pedro I, constituye un exótico núcleo urbano situado dentro del Parque Nacional Serra dos Orgãos, espacio que disfruta de microclima y donde se pueden hacer rutas de senderismo, descenso de cañones o rápel.
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