14/05/2020
Artículo para el aniversario 75 de la Victoria sobre n**ismo. Parte 2
..Cada familia rusa lamenta por sus familiares que tomaron parte en las batallas por Moscú, Leningrado, Stalingrado... Algunas de esas historias humanas que conocemos en el transcurso histórico visualizamos aquí en una serie de los dioramas realistas del Museo. Son enormes pinturas en una pared semicircular, con el equipo y los residuos colocados delante para producir un efecto 3D cual provoca el único sentimiento de hacerte verdadero partícipe de lo que había sucedido. Al recorrer todos los dioramas en el orden cronológico, desde primeros días de la Guerra hasta su fin, llegamos a la Sala de Gloria donde están conmemorados los nombres de los héroes que fueron destacados con los mejores premios del país. La culminación del recorrido encontramos en la Sala de Berlín estilizada como una de sus calles de Mayo de 1945 cuando en pocos días llegó el tan esperado día de la Victoria que a partir de entonces se hizo una de las fiestas más importantes del país.
Este día tan especial en Rusia al salir después del recorrido por el Museo a pasear por el Parque para reflexionar de los caminos de la historia de la humanidad, uno puede compartir una tradición peculiar gastronómica rusa que tiene que ver con la Gran Guerra Patria. Se trata de una invitación de probar la comida de los soldados del frente. El plato aquí reconocido como el “kásha” consiste de un cereal muy ruso que se llama “trigo sarraceno” que mezclaron con carne enlatada. Y aunque hoy en día suena como un plato austero, fue la comida favorita del mismo Alexéi Romanov, el hijo del último tsar ruso de la dinastía Romanov.
Por la parte trasera del Museo, a pocos minutos caminando llegamos a otra parte imperdible, a la exposición de la maquinaria bélica al aire libre. Aquí se exhiben más de 300 muestras de equipos pesados: aviones, tanques, cañones, naves militares fabricados en la URSS y en los países aliados, así como también técnica del Tercer Reich. La mayor parte de las unidades expuestas participaron en las batallas de la Segunda Guerra Mundial. Entre las leyendas soviéticas que recibieron fama por todo el mundo se puede destacar el T 34 que se fabricó en un número altísimo durante la Guerra. Y aunque no tenía mejor blindaje que los tigres alemanes, sí tenía una ventaja fundamental: su motor tenía el sistema de calefacción propio que le permitía funcionar en las bajas temperaturas del invierno ruso en comparación con los tanques alemanes a los cuales se les congelaba el motor cuando hacía mucho frío y no podían desplazar.
Cuando observas todos estos tanques, cañones, aviones de combate, nace una inevitable reflexión: qué despiadada fue la Guerra y qué insignificante la vida de un ser humano cuando debió exponerse frente a cualquier equipo militar. Aquí en la mayor guerra del siglo XX fueron matados casi 27 millones de personas, más de 8 millones eran soldados. Muchos de ellos siguen siendo desconocidos por ahora, uno de los cuales fue mi propio bisabuelo que mataron en la contraofensiva cerca de Moscú y del cual recibimos un informe con una solo frase: enterrado en la tumba del soldado desconocido. La memoria eterna de todos los soldados caídos sin haber sido identificados conmemora un monumento con el mismo nombre en el pleno corazón de Moscú, en los Jardines de Alexander, al lado del Kremlin. En el centro de la estrella de bronce sobre una lápida de granito arde la llama eterna custodiada por la guardia de honor de regimiento presidencial que cada hora realiza el cambio. En la lápida del monumento está escrito: “Tu nombre es desconocido, tu hazaña es inmortal”.