Allí Amílcar Bia diversificaba su tesón vendiendo café en el Estadio Centenario, reparando radios, animando fiestas los sábados a la noche con su propio equipo... y, claro está, instalando vidrieras y reparando claraboyas en horarios absolutamente inverosímiles. Curiosamente no gastaba en su provecho el escaso dinero sobrante: lo invertía en vidrio. Su habitación de soltero comenzó a convertirse e
n un depósito tan inverosímil como el horario en el cual reparaba claraboyas. En 1957 comienza a trabajar en una vidriería. Y no retira sueldo. Unos años después constituye su propia empresa unipersonal en la calle Setembrino Pereda.
- El encuentro
Casado con Aurelia en 1969, potencia gracias a ella su filosofía de esfuerzo y respeto por el cliente. Las condiciones están dadas.
- El desarrollo
Y todo crece. El local del Bvar. Batlle y Ordóñez se amplía. La Sociedad Anónima se constituye en 1982. Es en 1984 que una decisión de gran trascendencia cristaliza: trabajar exclusivamente con cristales importados de todo el mundo. Y entonces comienzan los viajes. Desde 1985, año a año, Alemania, Italia, China y Estados Unidos, alternativamente, reciben la visita de trabajo de la familia BIA. La expansión continúa. La Sucursal Punta del Este abre sus puertas -de cristal, claro...- en 1988. En 1990 se pone en marcha la planta industrial para procesamiento del cristal. Y año a año la tecnología se aggiorna. El espíritu
Pero una empresa no sólo es su infraestructura, su perfil empresarial, su política de ventas. Es su gente. Es el espíritu de esa gente. Las claraboyas de las madrugadas montevideanas continúan hoy instalándose en una forma de entender la vida: no importa la hora, no importa el esfuerzo, no importa el volumen. Importa el cliente. Nuestra visión
Ser considerada regionalmente la empresa líder en soluciones de cristal y la más admirada por sus clientes, colaboradores, propietarios, proveedores, distribuidores y la comunidad por su orientación a la satisfacción de los clientes.