30/07/2022
- Ey! Llamaron. Quieren alquilar 2 cabañas. Son albañiles, ¿qué decís?
- Y sí, ya fue Juan. Tenemos que salir a bailar, ya estamos en el baile.
Juan y yo estamos en Punta del Diablo, Uruguay, desde noviembre 2021. Esa conversación es de la primera quincena de diciembre. Veníamos trabajando mucho y no sabíamos si iba a resultar o no.
Allá por marzo 2020, ese ma***to 2020, que nos encerró y nos puso a todos en el mismo lugar en cuánto a la vulnerabilidad frente a una enfermedad desconocida que se estaba dando en todo el mundo. En ese momento exacto nació la posibilidad de irnos a vivir a otro lado, que conocíamos muy poco, pero que habían bastado 3 días para que nos enamoremos. Durante las vacaciones de ese año habíamos visitado Uruguay y este lugar en particular nos había encantado.
Yo siempre había tenido el sueño y la idea de no vivir en Buenos Aires. Nunca me gustó tanto cemento, la muchedumbre, pero sí me encanta estar cerca de los míos, familia y amigos.
Recién en septiembre 2021 pudimos concretar el sueño de la compra de un pedacito de Punta del Diablo. Un terreno con 4 cabañas, para trabajar y cumplir el sueño/idea de no vivir en la gran ciudad. Lejos, pero no tan lejos de casa y ese puerto llamado familia al que siempre uno necesita volver. Aunque sea de vez en cuando.
Llegamos al pueblito de mar el 10 de noviembre. El panorama era malo, pero no tan malo. Nos pusimos a trabajar de inmediato. Desde que salía el sol, hasta que bajaba por el oeste. Nos acomodamos rápidamente al ritmo del lugar y unos días después nos miramos y dijimos: nos podemos acostumbrar a esta vida.
El 13 de diciembre ocurrió la conversación de las primeras líneas, y salimos a la cancha. Con todo lo que teníamos para ofrecer, entre los servicios había mil dudas también, pues eran nuestros primeros huéspedes.
La empleadora del Grupo H nos había dicho que la gente que venía iba a llegar a eso de la tarde noche. Nos llamaron tipo 17 h para avisarnos que se habían atrasado, dijimos que no había problema, que nosotros vivimos en el complejo.
Se hicieron las 22, 23, 00 y ahí dijimos: bueno, es evidente que algo les pasó, vámonos a descansar y mañana será otro día.
A las 3 AM escuchamos ruidos de un transporte grande y luces rojas como de valizas entrando por las ventanas.
- No creo que sean ellos, mirá si van a llegar a esta hora. Nos hubieran dicho algo.
- Y no sé, por las dudas voy a salir a la puerta.
- Llevate al perro, que está oscuro y por lo menos Dexter asusta.
- Dale.
Cuando Juan salió a la puerta, los 5 empleados del Grupo H estaban abriendo la tranquera del complejo. Dexter se les abalanzó ladrando, pero no les hizo nada. Solo impuso respeto como cualquiera haría si le entran a su casa sin tocar la puerta siquiera.
Yo, que me había quedado adentro, me levanto y escucho atentamente lo que sucede unos metros más allá de la puerta de casa. Eran ellos.
- No les hicimos las camas porque como son 5, no sabíamos cómo iban a querer distribuirse en las dos cabañas.
- Ah, no hay problema.
- Acá les dejo las sábanas y toallas para que se acomoden cómo gusten. Estas son las llaves, pueden manejarse libremente con ellas.
Volvimos a dormir con el corazón en la boca por el susto que nos pegamos al escuchar el camión en la puerta y ver las luces titilantes entrando por la ventana en medio de la noche.
A la mañana siguiente ellos salieron muy temprano. Al mediodía regresaron para asearse un poco y comer algo. Recién ahí pudimos entablar más o menos diálogo. Nos comentaron que habían tenido un desperfecto en el camino hacia aquí y por eso se habían demorado tanto en llegar.
Al rato Juan les preguntó en qué estaban trabajando acá en el pueblo y ellos contestaron que venían para hacer una nueva escuela. Él les preguntó dónde, y dijeron "acá atrás, a dos cuadras, por eso nos ubicaron en su complejo, para estar más cerca de la obra".
A la tarde volvieron y dieron por finalizada la jornada laboral. Había algunos que estaban emocionados con el lugar y hasta nos dejaron saber que nunca habían estado en Punta del Diablo y ahora que conocían, les encantaba. A la noche se hicieron un fuego y comieron unos choripanes.
Inicialmente la reserva había sido por dos noches, pero necesitaron una más. Nos comunicamos con la empresa H y arreglamos enseguida.
Cuando se fueron la verdad no nos interesamos mucho por ver su trabajo, no le dimos importancia. Fue recién unos meses después que descubrimos dónde estaba la escuela que había construido el Grupo H. Casi sin querer. Fue a la noche, después de un día caluroso de verano, que subimos una cuadra y doblamos a la izquierda para llevar a Dexter a dar una vuelta. Y ahí la vimos, un montón de hormigón y luces blancas. Era la escuela. Ya estaba pintada y tenía delimitado el terreno. Se podían apreciar los enérgicos colores que habían elegido y se notaba que eran unas edificaciones mucho más modernas que las de la vieja escuela en el centro del pueblo. Esta era realmente hermosa.
Ahora, a finales de julio, se inauguró formalmente la escuela N⁰96 de Punta del Diablo. Casualmente pudimos asistir al acto y vivir junto a toda la comunidad una jornada inolvidable. Después de una semana entera de lluvias, el sol decidió salir precisamente a la hora del acto inaugural. Esos rayos hicieron que todo se vea brillante. Estuvieron los medios de comunicación locales y hasta hubo presencia de algunas personalidades importantes del departamento de Rocha.
La escuela de muchos colores y los niños con sus guardapolvos blancos brillaron todo el rato al ritmo de una orquesta y algunos artistas locales.
La emoción de haber participado del acto es inmensa. Pero el sentirnos parte por haber hospedado al Grupo H que sentó las bases de la construcción de la escuela la tendremos para siempre.