Durante tres días a principios del mes de julio, Melilla celebra desde el 2004 un Mercado Medieval, que aprovecha los recintos históricos de la ciudad para ambientar el evento Durante tres días a principios del mes de julio, Melilla celebra desde el 2004 un Mercado Medieval, que aprovecha los recintos históricos de la ciudad para ambientar el evento, organizado por la Fundación Melilla Ciudad Monu
mental. Año a año, el Mercado Medieval de Melilla la Vieja convoca a miles de visitantes que se dispersan por los recintos históricos que albergan la feria artesanal, en una zona comprendida por la Plaza de los Aljibes, Plaza de Estopiñán y el tramo de la calle San Miguel que corre paralelo al callejón del Moro hasta la plaza del Veedor. El acontecimiento combina la actividad comercial y cultural, a partir de una caravana de artistas de la compañía melillense Arrabal que recorren la Avenida Juan Carlos I y las calles adyacentes, para invitar a los vecinos al Mercado. Los puestos artesanos albergan oficios ya desaparecidos, como los de fabricantes de vidrio a través de tubos de aire, hilanderas de lana, tornos de alfarero, esmaltes, consulta de tarot, trabajos de marroquinería en cuero o elaboración de perfumes artesanos. También es posible encontrar desde puestos de productos de cera de abeja, de encajes de bolillos hasta los servicios de una hechicera y un alambique para destilar esencias de la planta de aloe vera en pleno funcionamiento. Muchos de los productos ofrecidos son difíciles de conseguir fuera de este tipo de mercados, tales como palos de regaliz o caña de azúcar, chocolate puro, pan de higo, hogazas de pan al horno, hierbas medicinales, puestos de seda natural. No falta la oferta gastronómica y de bebidas, con la disposición de tabernas que ofrecen vinos de diferentes procedencias, auténtica sidra asturiana, típica caña de cerveza y licores de todo tipo, para acompañar una gran variedad de productos derivados del cerdo, jabalí, ciervo, ternera y productos del mar.