La Semana Santa nació en Melilla en 1.498 cuando se procesionó por sus emergentes murallas el Cristo de la Vera Cruz, imagen custodiada en la actualidad por la Cofradía del Nazareno, la más antigua de la ciudad. Lo que fue un acontecimiento aislado de la primavera melillense se ha convertido en una semana de apostolado, fe cristiana, tradición y manifestación popular. Desde el Domingo de Ramos al
de Resurrección las calles de Melilla se inundan de cristianismo popular. Cinco cofradías lo hacen posible: Flagelación, Nazareno, Jesús Cautivo, Soledad y Humillado. La puesta en escena de las procesiones permiten al melillense y al visitante contemplar conjuntos imagineros del siglo XVIII y otros más cercanos a nuestros días. Melilla ha recuperado una tradición cristiana, la liberación de un preso en Jueves Santo, gracias a la gestión de Jesús Cautivo de Medinaceli, el Voluntariado Cristiano de Prisiones, el Juzgado de Vigilancia Penitenciar y el Ministerio de Justicia. El preso puede, si quiere, procesionar con el Cautivo y recibe ayudas para su plena reinserción social y familiar. En Viernes Santo la ciudad se llena de silencio para recibir la visita de La Soledad, procesión que apaga el centro de Melilla para rezar el Santo Rosario al paso solemne de la Señora que vive en el Sagrado Corazón. Tras una semana de tristeza por la muerte del Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, resucitado, se encuentra con su Madre, María Santísima del Rocío, el Domingo de Resurrección en pleno centro de Melilla y la ciudad y pone punto y final a una Semana Santa tan artística como sentida, tan tradicional como atractiva.